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jueves, 30 de junio de 2011

Dudamel seduce a Chile con la séptima de Mahler

(EFE).- Con energía, magnetismo y un carisma único, el director venezolano Gustavo Dudamel y la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar, cautivaron al “selecto” público congregado la noche del miércoles en el Teatro Municipal de Santiago de Chile.

En una velada que se presumía “memorable”, Dudamel, emblema del afamado sistema venezolano de orquestas juveniles e infantiles -denominado, coloquialmente, “El Sistema”-, demostró ese “algo especial” que lo distingue, al capitanear una impecable interpretación de la siempre compleja Séptima sinfonía de Mahler.

Ante un público distinguido -al concierto solo se accedía por invitación-, que incluyó al expresidente chileno Ricardo Lagos y al ministro de Educación, Luciano Cruz-Coke, los más de cien músicos de la orquesta Simón Bolívar recorrieron, con rotundidad y equilibrio, la “montaña” de la Sinfonía Nº 7 en Mi menor de Gustav Mahler.

El joven director caribeño saltó a las tablas del Teatro Municipal como si de una estrella de rock se tratara, entre vítores y con el respetable coreando intensamente su nombre.

Antes de agitar su batuta y desplegar su enérgica puesta en escena, Dudamel pidió dobles disculpas. La primera, por el retraso de hora y media en el inicio de la función, ocasionado, según informaron desde la Embajada venezolana, por “problemas con los instrumentos en la aduana”.

La segunda justificación, tenía que ver con una “confusión” en el programa que se entregó al público, que anunciaba un repertorio “imposible de tocar” -en palabras del director-, con sinfonías de Gustav Mahler, Maurice Ravel, Igor Stravinsky y de los latinoamericanos Evencio Castellano y Carlos Chávez.

Y es que en el programa se había incluido, por error, los dos repertorios que la orquesta Simón Bolívar ha alternado en esta gira latinoamericana que conmemora el bicentenario de la independencia venezolana, y que ya ha recorrido países como Brasil, Argentina y Uruguay.

“Hoy tocaremos solamente la séptima de Mahler… que creo que es suficiente”, anunció Dudamel, desatando el aplauso y la risa del público, que sabe de la complejidad y la larga duración de la obra.

Con un engranaje colectivo rotundo, y con la batuta del joven director concentrando todo el derroche de movimientos espasmódicos, transcurrió la hora larga de concierto, que incluyó algún que otro aplauso en los intermedios fuera de protocolo.

Entre las más de 1.200 personas reunidas en el Teatro Municipal, agazapado y sonriente, se encontraba el creador de ese espectáculo de música e inclusión social que es “El Sistema”, el venezolano José Antonio Abreu, quien además de economista de profesión, es académico y premio Príncipe de Asturias de las Artes 2008.

Abreu concibió y materializó la red pública de orquestas juveniles e infantiles de Venezuela a mediados de los años setenta del siglo pasado, bajo el lema “tocar y luchar”, y con la firme intención de romper los esquemas de la educación musical y abrir la enseñanza melódica a los niños de las zonas deprimidas de su país.

“El Sistema” cuenta hoy con una red de orquestas que reúne a más de 300.000 jóvenes en más de 180 núcleos distribuidos por todo el territorio venezolano. Todo un sueño hecho realidad que todos los países se afanan en imitar y por el que Chile ya trabaja.

Pero el símbolo más popular del sistema es, sin duda, Dudamel. Un joven talentoso y comprometido que a los treinta años ya ha dirigido filarmónicas como las de Viena, Berlín, Los Ángeles y Gotemburgo, y al que el público santiaguino despidió hoy con más de diez minutos de aplausos sostenidos.

Por: Javier M. Uzcátegui