Los dulces, constituyen el dolor de cabeza de muchas personas que cada día están planteándose la necesidad de reducir de peso. En estas personas, los dulces se constituyen en un alimento apetitoso altamente conflictivo. La atracción hacia el dulce responde a las moléculas particulares de los mismos que estimulan específicos receptores ubicados en la lengua. El dulce, es para la mayoría de las personas el más tolerado en proporciones grandes y que más gusta.
Desde el punto de vista nutricional, es importante recalcar que el dulce no es más que azúcares, glucosa, el cual es el único combustible que puede ser utilizado por todas las células del cuerpo y que constituye la principal fuente de energía para las neuronas del cerebro.
No menos importante es la dimensión simbólica de los dulces, desde niños(as) visualizamos los dulces como recompensa por haber hecho algo bueno, nos gustan las cosas dulces, las personas dulces, amorosas, tiernas, protectoras...etc. por eso decimos que una persona en particular es dulces cuando reúne todas estas condiciones.
¿Ahora bien, por qué comemos dulces?; Es importante entender en qué medida pesa cada una estas dimensiones antes expuestas: la gustativa, la nutricional y la simbólica para tener una idea de qué concretamente nos empuja a consumir dulces.
Quizás en el caso suyo si es usted un adicto(a), a los dulces estén influenciando varios de estos elementos, lo importante es que ninguna de estas razones tenga un peso excesivo que produzca el desequilibrio en nuestro cuerpo. Algunas, ideas que pueden ayudar al equilibrio son las siguientes:
Solemos estructurar las comidas comiendo dulces al final. Este, es un hábito que responde a razones netamente de paladar, a nadie se le ocurre terminar la comida con un huevo frito para cerrar. Y cuando terminamos la comida, el estómago ya está lleno, lo único que deseamos es consumir algo verdaderamente apetitoso y placentero para culminar.
Debemos tener presente que una dieta equilibrada no debe tener mas de 20 o 30grs de azúcar diarios. Es importante no rebasar esta cantidad con los alimentos que seleccionamos. Por ejemplo, 10g de mermelada contienen, entre los azúcares naturales y los añadidos, 7gr de azúcares, y que en 100g de melocotón en almíbar esto asciende a 22g. Un refresco de esos de botella (250-333c) cubre ya de por sí solo la dosis recomendada de azúcares.
Una buena opción de dulce son las frutas, ya que contienen azúcares y por ello es dulces, pero es considerado un alimento básico ya que también aporta vitaminas, minerales, oligoelementos y fibra. Esto no puede decirse de los dulces ya que son productos superfluos, de escaso o nulo interés nutricional, resultado de importantes manipulaciones y con una considerable dosis de azúcar añadida.
Los dulces nunca deberían reemplazar a los básicos. Debemos estar atentos de que nunca sustituyan particularmente a los que pudieran entrar en competencia, estos son los productos lácteos, el pan y las frutas.
El mejor momento para consumir los dulces es precisamente ese del momento final de la comida, porque como ya hemos llenado el estómago, los consumimos en menor cantidad, ejercen menos influencia sobre los niveles de glucosa sanguínea, y si suponemos que luego de la comida se realiza la práctica de la higiene mental, entonces, proporcionan menos "alimento" a las bacterias causantes de las caries dentales.
Debemos dar preferencia a los dulces que tengan la menor cantidad de contenido en azúcar, grasas y aditivos. Por eso, hay una gran diferencia entre el dulce casero y el industrial.
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