Especialistas advirtieron que los cocineros que están expuestos al calor y cuyos padres han tenido várices pueden desarrollar la misma enfermedad si permanecen mucho tiempo de pie y habitan en lugares cálidos.
Al respecto, el especialista en flebología (estudio de venas), del hospital Dos de Mayo, Eber Cataño, explicó que cuando las venas son expuestas por mucho tiempo al calor tienden a dilatarse. "Esta exposición aumenta el riesgo de desarrollar várices", detalló el galeno.
Otro factor es la indumentaria, pues botas y mandiles de jebe que utilizan los trabajadores de la cocina impiden que algunas partes de sus cuerpos estén bien ventiladas.
"Al estar el piso mojado, los cocineros usan botas de jebe sin darse cuenta de que calientan las piernas, lo que se agrava con la temperatura del ambiente que hay en la cocina. Además, usan mandiles de plástico y esto también hace que se dilaten con más facilidad las venas", remarcó.
También el estar mucho tiempo de pie, el sobrepeso, la mala alimentación y la falta de ventilación, especialmente en la parte inferior de la cocina, da como consecuencia que las personas que se dedican a la gastronomía adquieran esta enfermedad.
En ese sentido, el especialista recomendó a las personas que se dedican a la cocina usar medias para várices, tomar agua a diario, mantener ventilados los ambientes de trabajo (esencialmente la parte inferior de la cocina), no usar botas ajustadas y mantener su peso ideal.
Los síntomas del mal de várices son la sensación de pesadez en las piernas, ardor en la planta de los pies e hinchazón en tobillos y piernas.
Según las cifras del Ministerio de Salud, en el 2010 se registraron 479 casos de várices en los nosocomios del sector, a escala nacional, de los cuales 224 correspondieron a hombres y 255, a mujeres. De este total, siete fueron niños, 10 adolescentes, 18 jóvenes, 221 adultos y 223 ancianos.
RPP