HPV: Virus del Papiloma Humano
Afecta a 1 de cada 3 mujeres con vida sexual activa. El HPV abarca a más de cien variedades de virus. Algunos de ellos pueden coadyuvar a la aparición de cáncer uterino. Por eso, hay que estar alerta y cuidarse mediante chequeos ginecológicos y la prevención adecuada.
¿Qué es el HPV?
En principio, es la sigla que define al papilomavirus humano, (Papiloma Human Virus o PHV, en inglés), pero lo más importante es que se trata de una denominación que abarca a más de 100 variedades de virus. Es la enfermedad de transmisión sexual más común en la actualidad y, si bien ataca mayormente a las mujeres, también los hombres pueden tenerla y contagiarla.
En muchos foros de información, se asocia directamente al HPV con la posibilidad de contraer cáncer de cuello uterino. Si bien este virus es un factor que, si no tiene tratamiento, puede coadyuvar a que aparezca esta afección, es mucho más frecuente que desencadene otros problemas, tales como verrugas genitales o células cervicales anormales. De los 100 tipos de virus, sólo algunos se encuentran directamente vinculados con la posibilidad de desarrollar cáncer uterino.
Quiénes pueden contraer esta enfermedad
Todas las personas, sin distinción de sexo, pueden estar expuestas al HPV, dado que su vía más común de contagio es la sexual. Por eso, hombres y mujeres que ya han iniciado su vida sexual deben cuidarse por igual y, durante el embarazo, es importante realizarse un control, dado que si la madre presenta cierto tipo de lesiones, como condilomas (verrugas vaginales), en el canal de parto puede transmitírselo a su bebé si tiene un parto vaginal.
Posibles efectos del contagio
Dada la gran gama de variantes de HPV, sus efectos en el organismo son también muy diversos y dependen de la gravedad del tipo de virus contraído. En algunos casos, puede que las defensas inmunológicas combatan al agente invasor y lo derroten, por lo que la persona jamás se enterará de que tuvo HPV.
A veces, la infección se mantiene latente y contagia a otros, sin que la persona sepa que tiene esa enfermedad. En otras ocasiones, el virus se sobrepone a la “guerra” y muestra sus síntomas: entre los más difundidos se encuentran las verrugas genitales -internas o externas- y las transformaciones en las células del cuello del útero, las que deben controlarse a tiempo para evitar secuelas más graves.
Verrugas genitales: cómo detectarlas
Las verrugas genitales son uno de los signos más visibles de existencia de HPV; no obstante, el virus pudo haberse contraído bastante tiempo antes de la aparición de estas protuberancias y, cuando éstas se encuentran dentro de la vagina, no se pueden ver a simple vista y requieren de un chequeo ginecológico.
Las verrugas genitales aparecen como inflamaciones de la piel, que generalmente presentan un color blancuzco. Pueden ser planas, elevadas, grandes o pequeñas. Asimismo, pueden surgir aisladas o en grupos, en cuyos casos su apariencia es similar a la de un coliflor muy pequeño.
Cuando son visibles, se observan cerca de la vagina, en los labios externos, en el ano o en la parte interna de los muslos. Si no se ven y las detecta el médico, es que se han instalado en la vagina o cuello del útero.
Células “anormales”: qué significa este dato
Que un análisis arroje la información de que hay “células cervicales anormales” indica que hay un conjunto de células que, en el cuello del útero, han cambiado de apariencia. Se trata de un indicio que debe controlarse, pues su desarrollo en contados casos puede aumentar la propensión al cáncer uterino, aunque en la mayor parte de los pacientes, con un buen tratamiento, regresan a un estado normal.
Este tipo de células se modifican por acción de ciertas cepas de HPV que afectan directamente al área genital.
Técnicas de diagnóstico
El chequeo ginecológico realizado periódicamente es la mejor opción para diagnosticar, en forma temprana, la existencia de HPV. Es por ello que es fundamental realizar el chequeo anual con su ginecólogo, quien le realizará un Test de Papanicolaou (PAP) y una colposcopía.
- El Papanicolaou es el estudio de rutina que permite detectar este virus en el cuello del útero, no sólo porque puede mostrar signos dudosos, sino porque indica que hay células cervicales anormales en esta zona, una de las consecuencias más inmediatas del papilomavirus.
- La colposcopía es un estudio complementario al PAP que facilita la observación del cuello uterino y la identificación de las lesiones provocadas por HPV.
En caso de que los estudios así lo sugieran el especialista indicará una biopsia dirigida que permitirá obtener una muestra del tejido y así confirmar el diagnóstico.
Tratamientos de HPV
Todas las terapias para curar el papilomavirus procuran tratar la lesión causada por este virus.
Si bien en algunos casos desaparecen de manera espontánea, en la mayor parte de los casos es recomendable seguir un tratamiento, el que será definido por el profesional de acuerdo con el tipo de HPV y su gravedad.
- La opción más común es la de las topicaciones realizadas con sustancias específicas que cauterizan la zona afectada. No tienen efectos colaterales y se realizan todas las semanas por un periodo fijado por el especialista.
- En otros casos, se opta por la crioterapia, que se realiza en una única sesión, sin anestesia. La regeneración del tejido tratado demora un mes aproximadamente.
- El láser constituye otro modo terapéutico sin que requiera de cuidados minuciosos.
- Finalmente, se puede recurrir al LEEP, una técnica quirúrgica que extirpa la porción de tejido afectado y permite, así, que se pueda estudiar. Se utiliza anestesia local y, como complicación, puede llegar a tener algunas hemorragias leves.
Cuáles son las formas de protegerse
El HPV se encuentra muy difundido y, aunque se transmite con mayor frecuencia a través de las relaciones sexuales, no es la única manera de contraerlo. Por eso, vale la pena tener en cuenta estas recomendaciones:
- En cuanto al sexo, se aconseja tener una pareja estable con la cual conversar con sinceridad sobre la posibilidad de que uno de los dos tenga HPV.
- En las relaciones ocasionales, el uso del preservativo no elimina del todo el riesgo de contagiarse el virus, porque la zona testicular y la base del pene no están cubiertas.
- Asimismo, no se recomienda compartir baños de inmersión, ropa interior, toallas y sábanas con personas infectadas.
- En las mujeres, resulta fundamental la realización anual de un papanicolaou y de una colposcopía para detectar la presencia de lesiones típicas del HPV. El diagnóstico temprano permite iniciar un tratamiento menos invasivo.
Lo que dicen las siglas
Es posible que en su papanicolaou o en sus análisis posteriores se vean siglas relacionadas con la aparición de las células anormales. Aunque su significado debe ser explicado por un especialista, aquí se brindan algunos datos sobre dicha clasificación.
- ASCUS: existencia de células escamosas cuya importancia aún no ha sido determinada. Revela anomalías leves, de origen aún desconocido.
- LSIL: lesiones escamosas intraepiteliales de bajo grado.
- HSIL: lesiones escamosas intraepiteliales de alto grado.
Cuándo consultar al médico
- Si su pareja (estable u ocasional) le avisa que tiene HPV.
- Si siente picazón o molestias en la zona vaginal durante un tiempo prudencial.
- Si observa protuberancias o inflamación en la región genital o alrededor de ésta.
- Si la piel de esa misma zona ha cambiado mucho de color o de aspecto.
Una vacuna preventiva
- Las recientes investigaciones científicas han creado dos vacunas contra el HPV que ya se encuentra a la venta. Están pensadas para las jóvenes que inician su vida sexual y son conscientes de los riesgos de este virus para su salud.
- En Argentina, la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología médica) aprobó estas vacunas y las recomiendan para las adolescentes, aunque se puede inocular en mayores de 11 años.
- En la actualidad, tienen una efectividad comprobada de aproximadamente cuatro años, administrada en tres dosis, y su mayor inconveniente es el precio, todavía muy alto como para hacer una campaña masiva de prevención.
También es una responsabilidad masculina
- Si bien la detección de HPV en las mujeres es sencilla si se realizan, con regularidad, sus estudios ginecológicos, en el caso de los hombres es más difícil pues no suelen tener en cuenta la posibilidad de estar contagiados.
- Por tal motivo, cuando una mujer es diagnosticada con HPV, el hombre también debe efectuarse un chequeo y, en caso de que también posea el virus, seguir un tratamiento para que ambos no vuelvan a contagiarse.
- En caso de presentar verrugas, el hombre deberá consultar al urólogo o al médico clínico para que se realice un análisis y descartar la presencia del papilomavirus.