AFP-La jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, y el presidente francés Nicolas Sarkozy están reunidos en París, en medio de un clima de nerviosismo de los mercados que aguardan soluciones a la crisis de la deuda en la zona euro.
Las bolsas europeas operaban a la baja antes del encuentro, a la espera de señales concretas de los dos principales dirigentes del área a pesar de que oficialmente se descartaron de antemano grandes anuncios.
Merkel y Sarkozy discrepan sobre las medidas a adoptar para atender la crisis, y Berlín se opone a cualquier plan que cargue sobre las espaldas de sus contribuyentes el endeudamiento de otros socios europeos.
Se esperaba que la canciller llegara pisando fuerte a la reunión con Sarkozy gracias a la solidez de la economía exportadora germana, en momentos en que Francia busca disipar rumores de que podría perder su calificación crediticia AAA.
Sin embargo, cuando se disponía a viajar a París, Alemania anunció que su crecimiento fue de solo un 0,1% en el segundo trimestre de 2011, en fuerte contraste con el aumento del 1,3% del Producto Interior Bruto (PIB) en el primer trimestre y por debajo de la expectativa de la mayoría de los economistas, que anticipaban un crecimiento de 0,4%.
La noticia de que incluso el peso pesado europeo y pieza clave de cualquier plan de solución a la crisis de la deuda soberana del bloque está perdiendo vigor debilitó este martes al euro frente al dólar y al yen.
Las principales bolsas europeas cedían un 2% unas horas después del inicio de la sesión del martes. En Fráncfort, el índice Dax estaba en baja de 2,53% y el CAC 40 de la bolsa de París perdía 2,17%.
Por otra parte, la oficina europea de estadísticas Eurostat anunció que el crecimiento de los 17 países de la Eurozona fue de 0,2% en el segundo trimestre del año, en clara desaceleración respecto al 0,8% registrado en el trimestre anterior.
"Parece haber un interés agudo en esta reunión, y pensamos que hay un gran riesgo de desilusión", advirtió la firma de analistas MR Global.
Fuentes oficiales de ambos gobiernos buscaron disipar conjeturas de que Merkel y Sarkozy presentarían un nuevo plan tras la cumbre del martes en el palacio del Elíseo, aunque calificaron de vital la relación franco-europea.
Antes de la reunión, tanto Berlín como París aclararon que la cumbre no responderá a los llamamientos a lanzar un eurobono que mutualice a escala de la zona euro el problema de la deuda.
Esa medida facilitaría a miembros como Grecia o Portugal el financiamiento de sus déficits masivos pero también significaría transferir hacia los contribuyentes de los países más sólidos como Alemania el servicio de la deuda de los más flojos.
Sarkozy ha abogado por un sistema de control más centralizado en la zona euro, que según París protegería mejor a los europeos de nuevas crisis.
Sin embargo, Merkel y los electores alemanes se oponen mayoritariamente a la creación de lo que temen sea una "unión de transferencia" donde la poderosa economía exportadora alemana cubre las deficiencias de sus socios.
Berlín exige sobre todo que cualquier plan de ese tipo se realice a cambio de reglas destinadas a implementar una disciplina fiscal más estricta en todo el bloque.
Responsables franceses adelantaron que Sarkozy se propone impulsar una "aceleración" de las reformas de las instituciones financieras europeas y espera que Merkel aceptará "una posición común sobre la reforma de la gestión de la eurozona".
Tres de los 17 países de la Eurozona -Grecia, Irlanda y Portugal- ya tuvieron que recurrir a planes de rescate de la Unión Europea y el FMI, y el bloque busca evitar que la crisis se propague a economías mucho mayores, como las de España e Italia.
Con ese fin, el Banco Central Europeo (BCE) compró masivamente bonos de deuda emitidos por los socios europeos, inyectando 22 mil millones de euros la semana pasada para intentar calmar a los mercados.