¿Misión imposible? Para nada. Juan Martín Del Potro demostró en el Arena Belgrado que nada es imposible. Porque jugó un partido brillante. Desde lo técnico y desde lo táctico. Supo de la dolencia de Novak Djokovic y lo desgastó. Lo fue agotando de a poco. Hasta que tras una hora y 32 minutos, el número uno del mundo pegó un alarido que silenció el estadio, tiró su raqueta y se desplomó en el suelo. El tanteador favorecía al tandilense, que ganaba 7-6 (5) y 3-0 hasta ese momento, el del abandono.
Con un Del Potro gigante, Argentina llegó a su cuarta final en la Copa Davis y ahora espera España, seguramente en Valencia. Pero ya habrá tiempo para pensar en Rafael Nadal y compañía. El presente dice que Argentina pisó fuerte desde el primer día en Serbia y mostró un nivel muy alto. Ganó una serie que no pintaba sencilla. Fue batacazo. Y fue alegría. Emoción. Como la que expresó Del Potro tras la victoria. "Creíamos que podíamos ganar", dijo entre lágrimas. Y enseguida se abrazó con David Nalbandian, el que impulsó con su triunfo sobre Tipsarevic este resonante triunfo.
Con un Del Potro gigante, Argentina llegó a su cuarta final en la Copa Davis y ahora espera España, seguramente en Valencia. Pero ya habrá tiempo para pensar en Rafael Nadal y compañía. El presente dice que Argentina pisó fuerte desde el primer día en Serbia y mostró un nivel muy alto. Ganó una serie que no pintaba sencilla. Fue batacazo. Y fue alegría. Emoción. Como la que expresó Del Potro tras la victoria. "Creíamos que podíamos ganar", dijo entre lágrimas. Y enseguida se abrazó con David Nalbandian, el que impulsó con su triunfo sobre Tipsarevic este resonante triunfo.
El clarin