(AFP) – El presidente hondureño Porfirio Lobo sacudió a su gabinete al desprenderse este fin de semana de sus dos principales ministros, Oscar Alvarez y Mario Canahuati, aspirantes a la presidencia en la elecciones del 2013.
Lobo resolvió el sábado “aceptar las renuncias interpuestas por el Secretario de Seguridad, Oscar Álvarez Guerrero”, así como del canciller Canahuati y otros funcionarios, informó el gobierno en un comunicado.
Los cambios en el gabinete hondureño se venían rumoreando desde hacía tiempo en círculos políticos y en la prensa, pues se achacaba a ambos ministros -correligionarios de Lobo en el conservador Partido Nacional- descuidar sus funciones ministeriales para dedicarse a sus aspiraciones presidenciales.
El principal propósito de Lobo al hacer cambios en su gobierno, que asumió el 27 de enero de 2010, es mejorar la seguridad en Honduras, en donde cada vez más policías aparecen implicados en delitos y la ola delictiva y los homicidios se agiganta.
“No logré el objetivo de depurar la policía, por falta de apoyo económico”, se quejó Alvarez.
Honduras cerró 2010 con una tasa de 77,5 homicidios por cada 100.000 habitantes según el comisionado gubernamental de Derechos Humanos, una de las tasas más altas del mundo.
En el primer trimestre de 2011, se registraron un promedio de 20 homicidios por día, según el comisionado, una de las cifras más altas de América Latina.
“Yo lo dije antes: es más fácil que me vaya yo de la Secretaría, a que se vaya un policía corrupto”, aseveró Alvarez.
Lobo marginó desde hace meses a Canahuati de actividades diplomáticas de relevancia, como la firma del Acuerdo de Cartagena, que bajo mediación de Venezuela y Colombia suscribió con el ex presidente Manuel Zelaya en mayo pasado, lo que permitió el regreso de éste último a Honduras.
“Nos vamos con la cabeza en alto porque representamos dignamente al país cada vez que tuvimos la oportunidad, pero reconocemos que estos cargos son transitorios”, declaró por su parte Canahuati, principal contendiente de Lobo en las primarias del Partido Nacional en 2009.
Lobo asumió el poder en medio de una crisis política, siete meses después del derrocamiento de Manuel Zelaya en el golpe de Estado del 28 de junio de 2009, y desde entonces se ha abocado a la reinserción internacional de Honduras.
El canciller estuvo marginado de la mayoría de los esfuerzos de Lobo por lograr el retorno de Honduras a la Organización de Estados Americanos (OEA) tras el golpe de 2009, a la que regresó hace poco más de tres meses.