Una pareja de baile comienza su número en el popular espacio Bailando por un Sueño que se transmite por el Canal Trece de Argentina. Una atmósfera alusiva a a la mitología griega y el Olimpo. Cinthia Fernández, la debutante de esa noche, dejó a todos boquiabiertos al quitarse la túnica, el sostén de lentejuelas y, por último, el tanga –más bien el hilo dental- que apenas le cubría sus partes íntimas.
El número convertido en un streap – dance televisado públicamente para toda la nación provocó un sinfín de llamadas a la estación, unas para celebrar el hecho y otras pocas para quejarse. Tal actuación le aportó 30 puntos porcentuales en el ratting al canal, lo que equivale a unos cuatro millones de argentinos hechizados por la esbelta Cinthia.
Según información que publica el portal elmundo.es a la participante no le gustó que los miembros del jurado fruncieran el ceño por su actuación. “Me molestan las injusticias. Si voy a la sentencia (la descalificación) la próxima vez voy a bailar igual o más sexy” y agregó que hacía un mes que no tenía sexo y que la coreografía de esa noche la había ayudado a sublimar sus necesidades insatisfechas.