(Reuters) – El tenor español Plácido Domingo celebró su 40 aniversario en la Royal Opera House de Londres con una gala concierto el jueves por la noche que fue saludada con una de las bajadas de telón más aclamadas y largas que se había visto en años.
En medio de las celebraciones por la distinguida carrera del cantante de 70 años, se teme que sea posible que no se vuelva a ver algo parecido en un tiempo en el que encontrar el “próximo gran éxito” podría negar a los cantantes el tiempo para convertirse en artistas realmente grandes.
A diferencia de muchos otros miembros de la realeza operística, Domingo no monta en cólera, no sufre pataletas ni cancela en el último minuto. Por el contrario, parece que el hombre con la voz de oro y talento interpretativo es querido tanto por su profesionalidad como por su generosidad dentro y fuera de la escena.
“Nunca se escuchará a nadie de la industria decir una palabra mala sobre él“, dijo el veterano fotógrafo de ópera Rob Moore, que estaba en el Covent Garden en el debut de Domingo en 1971.
Los aficionados, que llenaron la Royal Opera pagando por entradas hasta 225 libras (360 dólares), vieron a Domingo actuar en los actos finales de tres de sus óperas de Verdi favoritas.
En “Otello”, cantó el papel protagonista escrito para un tenor, el registro que lo convirtió en uno de los cantantes más famosos de su generación junto a Luciano Pavarotti y José Carreras.
Domingo se cambió recientemente a barítono, y como tal protagonizó las escenas finales de “Rigoletto” y “Simon Boccanegra”.
Adrian Hamilton del diario Independent dijo en su crítica de cuatro estrellas que Domingo “puede haber perdido la potente garganta de la juventud”, pero señaló que sus poderes dramáticos estaban en lo más alto.
“Nadie muere como Plácido Domingo”, escribió sobre su desaparición en escena en Simón Boccanegra.
“Ya no se hace así. Y es una lástima. Domingo pertenece a la Gran Opera como pocos cantantes masculinos en la actualidad. También es un actor de tal calibre que prácticamente ya no hay ninguno”, añadió.
No demasiados aplausos
Para Domingo, la Royal Opera House ha sido en muchos aspectos “inmejorable”, sobre todo porque el público no aplaudía durante mucho tiempo.
“Esta casa siempre ha sido enorme, me refiero al calor del público, la empresa como una familia“, dijo a Reuters y al diario Evening Standard en una entrevista tras bambalinas.
“Creo que el público de Londres es increíble porque sabes que en algunos teatros quizá tengas entre media hora y 40 minutos de llamada a escenas”, dijo.
“En Londres creo que lo más impresionante es la forma en la que reacciona el público y el tipo de relación con el artista… 10 minutos de aplausos en Londres, equivalente a media hora o 40 minutos en cualquier teatro, es realmente como una explosión”, dijo.
También se le preguntó si era optimista sobre el futuro de la ópera, respondió: “Creo que la ópera es para siempre, mientras haya sensibilidad en las personas”.