La policía alemana detuvo en Erzgebirgskreis (este del país) a otro presunto
colaborador de la célula terrorista neonazi descubierta en noviembre y que
supuestamente asesinó a diez personas en la última década.
Según informó
la Fiscalía Federal de Alemania, Matthias D., de 36 años, está acusado
de "haber prestado apoyo" logístico "en dos ocasiones" al grupo ultraderechista
Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU).
En concreto, la
fiscalía cree que el arrestado alquiló dos pisos en la localidad de Zwickau
(este de Alemania) para ocultar a los tres principales miembros de la célula
terrorista en mayo de 2001 y en marzo de 2008.
Las fuerzas de
seguridad han registrado asimismo tres viviendas en el estado federado de
Sajonia, entre las que se encuentran la del detenido y la de otra presunta
colaboradora de la célula terrorista, que había pasado totalmente desapercibida
para la policía.
La revista alemana "Der Spiegel" avanzó ayer
que la Fiscalía Federal estaba investigando a dos personas más -además de los
hasta ahora cinco encausados- en relación con los asesinatos del NSU, Mandy S. y
Matthias D.
Agregó que Mandy S. dio cobijo en la casa de un amigo en
Chemnitz durante medio año a los tres presuntos terroristas del grupo -Uwe
Böhnhardt, Uwe Mundlos y Beate Zschäpe- en 1998, y que Matthias D. estaba bajo
sospecha por haber subarrendado inmuebles en Zwickau para los tres mismos
presuntos terroristas en 2003 y 2008.
Esta trama neonazi salió a la luz a
raíz del descubrimiento a principios de noviembre, en una autocaravana
incendiada en Eisennach, de los cadáveres de Mundlos y Böhnhardt, de 38 y 34
años, que aparentemente se habían suicidado cuando estaban a punto de ser
detenidos por la policía tras atracar un banco.
Poco después,
Brigitte Zschäpe, de 36 años, se entregó a las autoridades tras prender fuego a
la vivienda que había compartido también en Zwickau con los otros dos presuntos
terroristas, con el ánimo de destruir pruebas.
La muerte de
Mundlos y Böhnhardt y la detención de Zschäpe trajo consigo una serie de pruebas
de una cadena de asesinatos -ocho turcos, un griego y una agente de policía-
sobre los que hasta ese momento se habían barajado hipótesis distintas a las del
móvil racista.
EFE