EFE).- El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que será
sometido el lunes a la tercera y última sesión de quimioterapia con que sus
médicos le están tratando el cáncer en la laringe diagnosticado en octubre pasado,
manifestó hoy su confianza en el éxito del tratamiento.
El exjefe de Estado expresó su optimismo con relación al tratamiento tras
comparecer este domingo a la final de un torneo de fútbol americano en el
estadio Ibirapuera de Sao Paulo, en donde posó para fotografías con los
jugadores sin el sombrero que venía utilizando para ocultar la
calvicie, según un comunicado de su asesoría de prensa.
De acuerdo con el comunicado, el exmandatario, de 66 años, tiene
previsto ingresar en la mañana del lunes al Hospital Sirio Libanés de la ciudad
de Sao Paulo, en donde realiza el tratamiento, y lo más probable es que pase
la noche internado y reciba el alta el martes.
Además de la quimioterapia, Lula será sometido a diferentes exámenes,
entre ellos una laringoscopia y una tomografía, con los que sus
médicos pretenden evaluar los resultados del tratamiento y si el tumor se ha
reducido a las proporciones previstas.
Los médicos también podrán someter al exjefe de Estado a otros exámenes cuyo
propósito es la detección precoz de tumores y de posibles
metástasis.
Los galenos no descartan que Lula sea sometido a comienzos del
próximo año a sesiones de radioterapia para reforzar el tratamiento,
pero ello depende de los resultados de los exámenes de la próxima semana.
El equipo que cuida al expresidente, sin embargo, ya ha manifestado su
satisfacción con los resultados del tratamiento, especialmente desde que
Lula volvió a hablar sin la ronquera que sufría antes del inicio de la
quimioterapia y por la que, entre otros síntomas, se sometió a los
exámenes que permitieron diagnosticar la enfermedad.
Los médicos consideran que la mejoría en la voz es una señal de que
la enfermedad está retrocediendo.
El exmandatario, un fumador empedernido, recibió el pasado
29 de octubre un diagnóstico de cáncer en la laringe y dos días después empezó
el tratamiento con quimioterapia en el mismo hospital en que fue tratada la
ahora presidenta brasileña y su ahijada política, Dilma Rousseff, que se curó de
un cáncer linfático.