Que su cuerpo no sea una ferretería
Créalo o no, su cuerpo pudiera estar cargando con metales pesados. Como lo lee,
a diario se ingieren metales, muchos con efectos negativos, que no son
eliminados con la misma rapidez con la que se ingieren. Muchos de los productos
de cuidado personal que se usan a diario contienen aluminio y otros metales. Si
se comen frutas que no hayan sido bien lavadas, se corre el riesgo de consumir
fungicidas que contienen estos minerales. Ni hablar de si se tienen algunas
caries reparadas con amalgamas o de si se traga un sorbito de agua cuando se
cepilla o se ducha.
Su cuerpo puede ser una ferretería llena de mercurio, plomo, cadmio, níquel y
zinc. Todos metales pesados, elementos de mayor tamaño y peso que los
nutrientes, que no tienen función biológica, son considerados tóxicos y actúan
como anti nutrientes, es decir, interfieren con la absorción y utilización de
nutrientes y favorecen su eliminación.
Estudios recientes comprueban que hoy en día se tiene de
400 a 1.000 veces más plomo en los huesos que hace 400 años. Y no habría mayor
problema si estos metales no fuesen realmente perjudiciales para el organismo;
pero según la Organización Mundial de la Salud los metales pesados son la causa
de 82% de las enfermedades degenerativas crónicas y muchas otras como: cansancio
crónico, epilepsia, esclerosis múltiple, parkinson, alzheimer, artritis, anemia,
tensión sanguínea alta, afecciones del hígado y riñones, glaucoma y hasta
cáncer, entre otros.
Aunque usted salga corriendo al odontólogo, después de leer este artículo,
para que le retire las amalgamas, es difícil librarse del aluminio de su
desodorante, los fungicidas de sus vegetales, los químicos del maquillaje, los
gases de las industrias, vehículos, perfumes, lacas, plásticos y de cualquier
cosa que huela a químico. Pero no todo está perdido. El primer paso para la
desintoxicación es identificar los metales pesados y limitar su exposición. Por
ejemplo, si es el plomo el que causa problemas, se recomienda no hacer
ejercicios en sitios con exceso de tráfico de vehículos, no comprar frutas y
verduras expuestas en la calle.
El diagnóstico de intoxicación por metales pesados se hace con un estudio de
cabello, el cual es llamado el órgano excretor. El examen de sangre es para la
intoxicación aguda y el de orina y heces es para conocer la cantidad de metales
pesados que se están excretando con el tratamiento. En la actualidad se están
desarrollando otros métodos de detección.
El segundo paso es dar dosis adecuadas de antioxidantes,
los cuales actúan sobre la oxidación no deseada y ayudan a equilibrar los
radicales libres en el cuerpo. Numerosos alimentos son ricos en antioxidantes:
La vitamina C, se encuentra en cítricos y vegetales; la E está en nueces,
aceites vegetales sin refinar (maíz, semilla de algodón, soja, azafrán), germen
de trigo y cereales integrales. El beta caroteno, que se convierte en vitamina A
en el organismo, se puede encontrar en vegetales de hoja oscura, zanahorias y
batatas. También se encuentran en una variedad de hierbas y alimentos, tales
como el té verde, el cardo mariano, el ginkgo biloba, la corteza de pino y el
vino tinto.
Luego entran en acción los agentes quelantes. La quelación, o lo que es lo
mismo, el proceso por el cual algunos nutrientes recogen y atrapan los metales,
convirtiéndolos en nuevas moléculas que el cuerpo sí puede eliminar, es la forma
más efectiva de eliminar los metales no deseados del organismo.
A lo natural
La quelación puede realizarse con algunos alimentos
naturales como el ajo y el cilantro. Este último es capaz de movilizar muchos
tóxicos del espacio intracelular, especialmente de las células nerviosas y de
los huesos.
Estudios recientes con animales demuestran que el cilantro efectúa una
movilización rápida de aluminio y plomo del cerebro y del esqueleto, superior
que con cualquier otro remedio, incluso que los fármacos que sólo tienen
capacidad para quelar metales pesados del torrente sanguíneo, pero que no actúan
sobre los que se albergan órganos vitales como el cerebro.
Siendo tan versátil, todo lo que necesita es añadir una cantidad de cilantro
a la dieta diaria, por dos o tres semanas. Puede agregar un puñado a una
ensalada, la sopa, mezclar un par de cucharadas de pesto a la pasta, el pan
tostado o a su pescado favorito.
El ajo también tiene poderes en esta materia. Protege las células rojas y
blancas de la sangre contra daños por oxidación, provocados por los metales
pesados en su camino hacia fuera. Además contiene el mineral más importante en
la protección contra la toxicidad del mercurio: el selenio bioactivo. Para
conformar una tríada contra los metales tóxicos está el alga chlorella, la cual
inhibe una reabsorción de las sustancias liberadas gracias al cilantro o el ajo;
pero es mucho más difícil conseguirla.
¿Dónde están los metales?
ALUMINIO: Provoca graves daños al cerebro y al sistema óseo y se encuentra en baterías de cocina, bebidas enlatadas, agua de grifo, sal de mesa, polvo de hornear, antiácidos, queso procesado, antitranspirantes, harina emblanquecida, vacunas, otros medicamentos y exposición ocupacional.
ARSÉNICO: Presente en pesticidas, cerveza, sal de mesa, agua de grifo, pinturas, pigmentos, cosméticos, fabricación de vidrio y espejos, fungicidas, insecticidas, madera tratada y comida contaminada.
BERILIO: En aire contaminado (quema de combustible fósil), fabricación de plásticos, electrónicos, aleación de acero y ceniza volcánica.
CADMIO: Reemplaza al zinc en las arterias causa inflamación y endurecimiento de las mismas e hipertensión. Se encuentra en los cigarrillos, alimentos procesados y refinados, peces grandes, mariscos, agua de grifo, vasijas de metal, tubos galvanizados, aire contaminado por incineración y exposición ocupacional.
COBRE: Es el causante común de las diarreas infantiles; se encuentra en tubos para el agua, pesticidas, piscinas (albercas), dispositivos intrauterinos, dietas vegetarianas, amalgamas dentales, suplementos nutricionales (especialmente vitaminas prenatales), píldoras para el control natal y exposición ocupacional.
PLOMO: Está en el agua de grifo, cigarrillos, pinturas para el cabello, tintas, coberturas metálicas, residuos de pesticidas y exposición ocupacional en la fabricación de baterías y otras industrias. Reemplaza al calcio en los huesos y contribuye a la debilidad ósea y la osteoporosis, además de provocar daños considerables a nivel cerebral.
MERCURIO: Presente en amalgamas dentales, peces grandes, mariscos, medicamentos, contaminación del aire, fabricación de papel, cloro, adhesivos, suavizantes de ropa y ceras.
NÍQUEL: En aceites hidrogenados (margarinas, mantequilla de cacahuate y grasa para pastelería), mariscos, aire contaminado, humo de cigarrillo, metales y exposición ocupacional.
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