Google, Apple y Microsoft pagan impuestos mínimos fuera de EE UU
Son tres de las empresas más populares del mundo. Sus productos se usan en todo el planeta, están entre las compañías con más éxito, mayores ingresos, mayores beneficios y mayor valor en Bolsa. Fueron creadas por visionarios, disponen de los mejores programadores, de los mejores técnicos. Y, por lo que se ve, también tienen a los mejores asesores fiscales. Google, Apple y Microsoft ahorran miles de millones de dólares al año en impuestos gracias a maniobras de ingeniería fiscal que les permiten tributar mínimamente por los beneficios que logran fuera de Estados Unidos.
A finales de la semana pasada, Google registró su informe anual del ejercicio 2011 en la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (la SEC, por sus siglas en inglés). La SEC ha obligado a las empresas a desglosar cuáles son los beneficios y los impuestos sobre esos beneficios que pagan en Estados Unidos y en el resto de países. El contraste es brutal. Google, por ejemplo, logró unos 7.600 millones dólares de beneficio bruto en el extranjero, bastante por encima de los 4.700 millones que consiguió en su país. Sin embargo, mientras que la empresa destinó a impuestos sobre beneficios 2.341 millones de dólares en su país, en el extranjero solamente pagó 248 millones, que en su mayor parte fueron a la Hacienda irlandesa.
Google y Apple han llevado al extremo la táctica de Microsoft de facturar sus ventas en el exterior desde países con baja tributación. La compañía fundada por Bill Gates reconoce que canaliza sus ventas a través de Puerto Rico, Singapur e Irlanda. Google ha ido más allá: "Prácticamente todo el beneficio de las operaciones en el extranjero fue logrado por una filial irlandesa", admite la empresa en su informe anual recién publicado.
La cosa no para ahí. Google no solo saca partido defacturar desde Irlanda, sino también de que la ley irlandesa permite de alguna manera trasladar los beneficios a sociedades en el exterior, escapando incluso del 12,5% del tipo de sociedades irlandés. Los beneficios acaban en firmas radicadas en paraísos fiscalesque no gravan las ganancias.
Google y otras compañías venden o licencian a filiales en países con baja fiscalidad las patentes, la tecnología, los derechos de propiedad intelectual y otros activos intangibles. A las matrices les interesa vender esos derechos a bajo precio a sus filiales para no tributar en Estados Unidos. En el caso de Google, los derechos los recibe una sociedad de las Bermudas a la que, a su vez, la filial irlandesa paga miles de millones de dólares. El dinero pasa antes por una sociedad holandesa para aprovechar exenciones fiscales.
Con estas y otras maniobras de ingeniería financiera, Google paga poco más de un 3% de impuesto sobre beneficios fuera de Estados Unidos; Apple, solo un 2,5%, y Microsoft, un 8%, según los informes anuales del ejercicio fiscal 2011 registrados en la SEC. De media, las tres firmas pagaron un 4,8% de impuestos en el exterior por los beneficios no estadounidenses y un 56,1% en su propio país. La cifra de Estados Unidos engloba tanto los impuestos federales como los estatales y en ocasiones se ve algo distorsionada por ajustes sobre impuestos diferidos. El tipo nominal del impuesto sobre sociedades en Estados Unidos es del 35%. Cuando se repatrían beneficios que se han logrado en el exterior a un tipo inferior, tributan por la diferencia, con carácter general.
Amazon no ha presentado aún su informe anual de 2011. En los dos ejercicios anteriores, su beneficio de fuera de Estados Unidos estuvo sujeto a una tributación del 3,6% y del 6%. Según Bloomberg, Facebook ha diseñado un esquema similar al de Google o Apple, con sociedades en las islas Caimán para tributar lo menos posible por los beneficios en el exterior.
Esas operaciones dejan a las Haciendas de los países en que esas firmas generan buena parte de sus ingresos sin apenas tributación. Apple factura desde Irlanda el 99% de las ventas que consigue su principal filial en España. Google factura también desde Irlanda los cientos de millones de ingresos que obtiene de sus clientes españoles. La filial española actúa como una especie de fuerza de ventas, que refactura sus gastos a Google Ireland o Google Inc. En 2010, Google Spain incluso declaró pérdidas. Amazon factura desde Luxemburgo sus ventas en España.
Este tipo de esquemas ha despertado recelo las autoridades. La SEC exigió explicaciones a Google sobre el nivel de impuestos que soporta dentro y fuera de Estados Unidos y sus declaraciones fiscales están siendo investigadas en varios países, entre ellos Estados Unidos, Francia o España, unas indagaciones que la empresa considera rutinarias.
"Tenemos una obligación con nuestros accionistas de establecer una estructura fiscal eficiente, y nuestra actual estructura es compatible con las normas fiscales de todos los países donde operamos", explicaba la semana pasada un portavoz de Google.
El problema para algunas de esas empresas es que no pueden disponer libremente del dinero que escapa al fisco. Si repatriasen los beneficios, se verían obligadas a tributar por ellos, así que asumen que los reinvertirán indefinidamente en el exterior. De esta manera, los beneficios se quedan fuera del país, lo que en Estados Unidos es, a su vez, motivo de polémica.
La bolsa de fondos en el exterior que las compañías estadounidenses acumulan engorda sin parar y supera el billón de dólares. A cierre del pasado ejercicio, las filiales de Apple en el extranjero tenían acumulados 54.300 millones de dólares en efectivo y valores; las de Microsoft atesoraban 45.000 millones de dólares y las de Google tenían otros 21.200 millones. "Nuestros planes actuales no muestran la necesidad de repatriar los fondos para financiar nuestras operaciones estadounidenses", señala Google.