El asesinato de Karen Berendique, de 19 años de edad, es el undécimo ataque que sufre algún ciudadano diplomático o familiar en Venezuela en los últimos años. Lo ocurrido la noche de este viernes en Maracaibo es el más grave de los atentados contra los enviados al país.
El pasado 11 de noviembre, el cónsul de Chile en Caracas, Juan Carlos Fernández, fue secuestrado, golpeado y herido de bala en un cautiverio que duró dos horas.
El 30 de enero de 2012, el embajador de México en Venezuela, Carlos Pujalte, y su esposa, Paloma Ojeda, fueron secuestrados en la capital de la República durante cuatro horas. Por este hecho, tuvieron que pagar una suma de dinero que nunca se dio a conocer a los medios. La pareja fue liberada horas después en la autopista Valle-Coche de Caracas y el vehículo fue recuperado cerca del barrio Chapellín.
Los anteriores son los casos que se conocieron a través de los medios de comunicación; sin embargo, siete hechos más habrían afectado la integridad física de quienes hacen carrera diplomática en Venezuela.
Un agregado militar de Bolivia y el hijo del embajador de Vietnam en el país habrían sido víctimas de la modalidad de secuestro express.
Un enviado de la delegación de México y otro de la representación británica fueron objeto del robo de vehículos.
La sede la embajada de Grecia en Caracas, ubicada en la Alta Floridad, habría sido asaltada. Mientras que las sedes de Francia y Surinam tampoco se libraron de la acción de los antisociales en Venezuela.
Para el embajador Julio César Pineda, el cuerpo de funcionarios de seguridad que traen los acreditados de otros países, más el apoyo brindado por el Gobierno venezolano no son suficientes.
La Convención de Viena de 1961 establece en el capítulo 29: "La persona del agente diplomático es inviolable. No puede ser objeto de alguna forma de detención o arresto. El Estado receptor le tratará con el debido respeto y adoptará todas las medidas adecuadas para impedir cualquier atentado contra su persona, su libertad o su dignidad".