DPA – La Iglesia cubana rechazó hoy que representantes eclesiásticos hayan empleado la violencia contra los grupos de disidentes que ocuparon recientemente templos católicos, como sostuvieron fuentes opositoras.
El obispo de Holguín, Emilio Aranguren Echeverría, negó como “totalmente tergiversados”, “manipulados” y “falsos” los testimonios de activistas que participaron en la ocupación de una iglesia en esa ciudad, a unos 730 kilómetros de La Habana.
Aranguren confirmó asimismo que había recibido informaciones sobre una protesta similar por parte de 20 personas en la ciudad de Las Tunas, en la provincia del mismo nombre vecina a Holguín.
Las protestas tuvieron lugar el martes en varias ciudades de la isla, pocos días antes de la llegada a Cuba del papa Benedicto XVI. Sobre todo la ocupación en un céntrico barrio de La Habana llamó ampliamente la atención.
En un comunicado difundido hoy por el Arzobispado de La Habana, Aranguren señaló que se acercó el martes a la catedral de Holguín después de recibir quejas del templo por la presencia de un “grupo de hombres y mujeres” que hacían uso de sus teléfonos móviles.
El obispo aseguró que se acercó al grupo de 17 personas para pedirle que abandone la iglesia por el horario de cierre. Los opositores le dijeron que habían ido a rezar “por la libertad de Cuba”, contó.
Según Aranguren, después tuvo únicamente un “enérgico intercambio de palabras” con uno de ellos. “En ningún momento hubo de mi parte un manotazo, ni tampoco un gesto que ocasionara que el teléfono celular fuera al piso, ni se apagaron las luces del templo”, señaló.
Fuentes opositoras acusan al religioso de haber golpeado a uno de los opositores en la mano cuando éste intentaba hablar por teléfono. “Lo expresado por los que informaron lo sucedido no corresponde con la verdad”, sostuvo Aranguren en el comunicado.
Las protestas de grupos opositores del martes buscaban llamar la atención de cara a la visita de Benedicto XVI entre el 26 y el 28 de marzo. Pese a que varias de ellas terminaron pocas horas después, la ocupación de una iglesia habanera por parte de 13 miembros del proscrito Partido Republicano cubano escaló durante más de 48 horas.
El jueves, la jerarquía eclesiástica pidió la intervención de las fuerzas del Estado para poner fin a la protesta. Antes la Iglesia había condenado en un comunicado la ocupación como “irresponsable” y acusó a grupos organizados de intentar perturbar la visita del Papa.
Pese a que el Arzobispado de La Habana sostuvo que el desalojo en La Habana se había llevado a cabo sin violencia, fuentes opositoras sostuvieron que los efectivos del Estado aplicaron la fuerza para sacar a los activistas del templo.
Aunque no hubo una “confrontación física directa”, la policía aplicó medidas represivas y “técnicas de inmovilización”, dijo a la agencia dpa uno de los opositores que participaron en la protesta. “Nos arrastraron”, sostuvo Vladimir Calderón, militante del proscrito Partido Republicano.
“Lo que no nos gustó fue que la Iglesia católica diera la orden de desalojo”, dijo hoy a dpa Berta Soler, líder de las Damas de Blanco. El grupo de esposas de presos políticos, agregó, no está sin embargo de acuerdo con la ocupación de iglesias.
El cardenal “escogió la peor alternativa de todas las posibles”, dijo también el disidente Elizardo Sánchez, portavoz de la ilegal pero tolerada Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.
El opositor aseguró que su agrupación lleva actualmente una investigación sobre lo ocurrido en la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Caridad en el barrio de Centro Habana y que considera la posibilidad de difundir un informe a comienzos de la próxima semana.