Un estudio publicado por la revista “Journal of Sexual Medicine”, reveló que muy pocos ginecólogos se preocupan por los trastornos y disfunciones sexuales de las mujeres.
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Vigilan el útero, los ovarios y las mamas, pero pocos ginecólogos van más allá del buen estado del aparato reproductor femenino y se preocupan por la vida sexual de sus pacientes. Pero preguntas cómo «¿son satisfactorias sus relaciones?, ¿cómo son de frecuentes? o ¿siente dolor? son pertinentes cuando se acude a una revisión ginecológica.El informe, titulado “Lo que no contamos cuando no hablamos sobre sexo”, desvela las carencias comunicativas de las consultas de ginecología y advierte que esta barrera puede esconder trastornos y problemas que repercuten finalmente en la salud general de sus pacientes.El estudio, dirigido por la Universidad de Chicago, señala la falta de interés médico ante problemas como la disminución de la libido que acompaña a los cambios hormonales o determinados tratamientos y hasta la propia orientación sexual de la paciente. En este trabajo se comprobó que menos de un tercio de los especialistas se preocupa por ello y la mayoría asume la heterosexualidad de sus pacientes, lo que puede conducir a una mala interpretación de algunos de los síntomas o a un infradiagnóstico de problemas de salud.En el hombre, la relación entre enfermedades cardiovasculares y trastornos sexuales como la impotencia se ha establecido hace años y los médicos ya empiezan a valorarlo como un síntoma más a tener en cuenta.En la mujer no existe esa conciencia a pesar de la alta prevalencia de las disfunciones sexuales femeninas. Estudios recientes calculan que un tercio de las mujeres jóvenes y de mediana edad y más de la mitad de las mayorestienen algún problema de este tipo, ya sea por su bajo deseo sexual, dolor durante las relaciones o dificultades para alcanzar el orgasmo.Y para averiguar si hay problemas “no basta con preguntar si se es sexualmente activa. Eso no nos indica si ha habido cambios en su función sexual que indicaría la existencia de problemas. Las mujeres están sufriendo en silencio”, advierte Stacy Tessler Lindau, uno de los autores de este estudio y profesora de Ginecología de la Universidad de Chicago. Para muchas el único refugio es la información que se encuentra en internet.En algunos casos detrás de estos problemas hay un problema médico. Fármacos como los que se prescriben para el tratamiento de la depresión o en la prevención del cáncer de mama tienen una relación directa con el bajo deseo sexual de la mujer y estos efectos secundarios son obviados por la mayoría de los facultativos. Sin embargo, en los varones con cáncer de próstata, el impacto que tienen los tratamientos en su vida sexual forman parte de la discusión entre médico y paciente.Lindau lanza un mensaje claro a los pacientes “si está esperando que el médico empiece la conversión, quizá nunca ocurra. Inténtelo. La comunicación es la clave”.