Este sábado en Cartagena (norte de Colombia) la VI cumbre de las Amércias contó con la participación de Barack Obama y la ausencia de Hugo Chávez por motivos de salud, cuestionando cada vez más la guerra contra las drogas y divididos por la exclusión de Cuba.
Treinta y un jefes de Estado y de Gobierno respondieron a la convocatoria para debatir sobre integración y cooperación para la prosperidad, pero el acuciante drama de la guerra contra las drogas con sus decenas de miles de muertos en América Latina y el Caribe y la anacrónica marginación de Cuba concentraron la atención del foro.
Además de Chávez, no participan los presidentes de Ecuador y Nicaragua.
En su discurso inaugural, el anfitrión de la cumbre, el presidente colombiano Juan Manuel Santos, invitó a hacer "un alto en el camino" en la guerra contra las drogas lanzada en 1971 por el entonces presidente estadounidense Richard Nixon, para iniciar una discusión que "contemple los diferentes escenarios y las posibles alternativas para enfrentar este desafío con mayor efectividad".
Obama, que se opone a la despenalización de la droga como propone el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, aceptó este sábado que "hay que sopesar la evidencia, tener un debate" al respecto, durante un foro empresarial y delante de los presidentes de Colombia y Brasil.
"No podemos ver el tema de la oferta sin considerar el tema de la demanda de los Estados Unidos" y debemos trabajar con países como México "no sólo en las drogas que llegan al norte sino en las armas y el dinero que van hacia el sur", dijo Obama.
Las guerras de las drogas han dejado 50.000 muertos en cinco años en México y 20.000 sólo en 2011 en Centroamérica, sin contar las decenas de miles de muertos en otros países de la región, también por la violencia que ha desatado en las ciudades el consumo de la pasta base de cocaína.
Santos afirmó también en su discurso inaugural que "sería inaceptable" otra cumbre de las Américas "con una Cuba ausente", y reclamó el fin del cincuentenario embargo estadounidense a la isla.
"El aislamiento, el embargo, la indiferencia, el mirar para otro lado, han demostrado ya su ineficacia. En el mundo de hoy no se justifica ese anacronismo. Así como sería inaceptable una próxima cumbre con un Haití postrado, también lo sería con una Cuba ausente".
"No podemos ser indiferentes a un proceso de cambio en Cuba. Ese cambio debe continuar. Hay que conseguir consensos mínimos para que esos cambios lleguen a buen puerto, por el bien de su gente", recalcó el presidente colombiano.
La exclusión de Cuba de las cumbres de las Américas, impuesta por Estados Unidos y Canadá, es rechazada por los países latinoamericanos y caribeños.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, boicoteó la cumbre en protesta por la exclusión de Cuba.
Esta división impidió un acuerdo de los cancilleres el viernes sobre la declaración final de la reunión de Cartagena.
En la V Cumbre de las Américas de Puerto España en 2009, en la que también participó Obama, los países de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) se negaron a firmar la declaración final por la ausencia de Cuba.
Además de Chávez, quien enfermo de cáncer parte este sábado a Cuba para finalizar su radioterapia, y de Correa, tampoco asistió a la cumbre el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. Los tres países son integrantes del ALBA junto con Cuba, Bolivia, Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y las Granadinas.
Antes de la inauguración de la cumbre por el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, la cantante Shakira cantó a capella el himno de Colombia.
La tarde de este sábado los mandatarios debatirán en una sesión pública y la mañana del domingo en un encuentro a solas, el denominado 'retiro'.
La mayoría de los presidentes llegaron a Cartagena el viernes, y en la noche asistieron a una cena ofrecida por el anfitrión Santos en el castillo de San Felipe, una fortificación de la época de la colonia española.
Barack Obama, que por primera vez visita Colombia, cuyo gobierno es un estrecho aliado de Washington, arribó en la tarde del viernes.
Poco después de su llegada, dos explosivos de bajo poder estallaron en Cartagena sin causar daños o heridos. Otro pequeño artefacto también fue activado en Bogotá, cerca de la sede de la embajada de Estados Unidos, sin consecuencias.