"Urge una atención inmediata al problema del contrabando de gasolina, que se ha convertido en un negocio de muchos pero también en un problema de todos, dadas las vinculaciones que cada día son mayores a hechos de violencia", comentó este miércoles el director del Instituto Zuliano de Estudios Fronterizos (Izef), Johel Salas.
A su juicio, el contrabando de gasolina tiene dos dimensiones: el contrabando de gran escala, sobre lo cual distintos informes vinculan a altos funcionarios públicos y al crimen organizado transnacional, y el contrabando de menudeo como estrategia de sobrevivencia para muchas familias de frontera y en especial de la etnia wayúu. Este último, según Salas, es el más visible pero no el más importante.
En relación al contrabando de gran escala pidió al Gobierno nacional tener mayor voluntad política para enfrentar con todo el peso de la ley a los grandes capos del contrabando, cuyo control -según distintas fuentes y es un secreto a voces- lo tienen grupos paramilitares y guerrilleros de alta peligrosidad para la sociedad venezolana.
“Hay que limpiar la gasolina de paracos y guerrilla; sería un crimen y un acto de traición a la patria que por incompetencia del Estado venezolano nuestro país se convierta en la Colombia de años atrás", precisó el director del Izef.
En relación al contrabando del menudeo, dijo que las etnias proponen la legalización de la venta de combustible a través de la creación de un régimen de comercio binacional indígena, con una clara normativa como forma de política social para la atención de la dramática situación socioeconómica de los pueblos de frontera. No obstante, insistió en que si no hay presencia de Estado se impone lo paraestatal, que significa ilegalidad, violencia y muerte.
“De allí la importancia de que el Ejecutivo nacional active las acciones necesarias para enfrentar esa situación y convoque a los otros niveles de gobierno en esta lucha por evitar que Venezuela sea presa de paramilitares y guerrilleros”, puntualizó Salas.
