El huracán Sandy dejó este jueves tras su paso por el oriente de Cuba cientos de casas dañadas, cultivos anegados, árboles derribados y otros perjuicios con sus copiosas lluvias y vientos de hasta 165 km/h, sin reportes de víctimas, según los medios locales.
Sandy cruzó Cuba de sur a norte durante la madrugada del jueves como huracán de categoría dos, de un máximo de cinco, en la escala de Saffir-Simpson, para después golpear fuertemente a Bahamas y amenazar con lluvia al estado norteamericano de Florida.
En las Bahamas, Sandy forzó el cierre de escuelas, oficinas oficiales y aeropuertos.
"Se le ha pedido a los negocios, incluidos los bancos, que permanezcan cerrados el jueves y el viernes", dijo el primer ministro de Bahamas Perry Christie, según citas del diario local The Guardian Nassau.
Las autoridades de Florida, Estados Unidos, alertaron a las ciudadanía sobre fuertes marejadas, lluvias y vientos que azotarán en las próximas horas el estado del sur de Estados Unidos, que está justo al frente de las Bahamas.
En el condado de Palm Beach, Miami Dade y Broward, sur de Florida, las escuelas decidieron suspender más temprano sus clases el jueves y cerrar los planteles el viernes.
Pese al mal tiempo en Miami, los vuelos internacionales desde el aeropuerto principal del estado se mantienen, aunque se suspendieron algunos que tenían como destino o provenían de Bahamas, Jamaica y otras islas del Caribe.
En Cuba, la Defensa Civil levantó en horas de la tarde las fases de alarma y alerta ciclónicas decretadas para las provincias orientales y les orientó pasar a la recuperación y normalidad, según el nivel de daños sufridos, los que son cuantificados.
Hasta ahora no había informes oficiales sobre víctimas, mientras el bloguero Yohandry, que difunde oficiosamente noticias del gobierno cubano, dijo en la red social Twitter que en la provincia de Santiago de Cuba (sudeste) "cientos de viviendas" quedaron "destruidas tras el paso de Sandy".
"Esto fue terrible, aquí muchísimas casas perdieron techos, portones y ventanas, las persianas volaban. Muchas familias salieron corriendo en la madrugada porque se les estaban cayendo los techos", dijo a la AFP Láquesis Bravo, una trabajadora de 36 años que vive en la periferia de Santiago de Cuba.
"Santiago es una ciudad sin árboles", dijo por su parte el corresponsal de la televisión cu