Carlos Nieto, coordinador de Una Ventana a la Libertad, manifestó que su organización no se opone al desalojo de la cárcel de Coro, la cual data de los años cuarenta, pero considera que la medida lo que hace es trasladar el problema.
Nieto puntualizó que el problema del cierre del centro penitenciario radica en que el resto de las cárceles están hacinadas y no hay espacios y, por lo tanto, lo que se hace es rotar el problema a otras partes, tal y como ocurrió con La Planta.
Indicó que algunos reclusos serían trasladados a la nueva cárcel modelo de Coro, pero muchos serán llevados a otros lugares y la mayoría son procesados que no se sabe cómo seguirán sus juicios.
Denunció que en el país sólo tiene conocimiento de dos construcciones carcelarias penitenciarias al lado de Uribana y en Tocuyito.
Nieto afirmó que el Estado le ha dado el poder a los reclusos de manejar las cárceles, que quienes mandan en los internados judiciales son los reclusos, donde tienen mafias y manejan grupos que ordenan delitos desde las 34 cárceles del país.
Nieto aseveró que hace ocho años en los internados no había “pranes”.