El estrés es un mal común que vemos a diario pero muchos desconocen que es posible reducirlo mediante una óptima alimentación y un mejor estilo de vida, manifestó la nutricionista de la Universidad Mayor de San Marcos (UNMSM), Eva Robles Mendoza.
Según la especialista, una óptima alimentación implica el consumo de carbohidratos complejos como las menestras y cereales de tipo integral. Grasas de origen vegetal como la palta, aceite de oliva. Además de frutas y verduras por lo menos cinco porciones al día.
“Es necesario aumentar la frecuencia de consumo de pescado y en segunda escala las carnes blancas pero con poca frecuencia las carnes rojas; asimismo las algas marinas, ricas en yodo, que estimulan la actividad de la glándula tiroidea. Y prevenir la deshidratación con un aumento del consumo de agua por lo menos ocho vasos de agua al día”, recomendó.
Robles Mendoza mencionó que se debe evitar algunos tipos de alimentos que pueden aumentar la intensidad del estrés, como los edulcorantes artificiales, conservantes y aditivos, gaseosas, productos elaborados con harinas refinadas, cafeína y el alcohol.
“Si no sabemos manejar el estrés de manera adecuada, lo más probable es que comamos más de lo recomendable, lo que puede llevar al sobrepeso o la obesidad ocasionando niveles de culpabilidad o sentimiento de rechazo social.
Por otro lado, si no comemos o comemos muy poco, es posible que aparezcan distintos grados de desnutrición y con ello un estado de ánimo apático, triste y desmotivación de la vida.
Es importante dormir las horas adecuadas y realizar algún tipo de ejercicio de manera constante, para liberar energía y con ello las tensiones. Estas prácticas también ayudarán a liberar endorfina, sustancia que nos da placer y buen estado de ánimo.
RPP