Venezuela busca flexibilizar el estricto control de cambios que rige en el país desde hace 10 años, como una vía para inyectar divisas a la economía frente a los problemas de escasez que han tenido como corolario una fuerte aceleración de la inflación en el primer semestre del año.
El Sicad fue creado tras la devaluación de casi un 32 % del bolívar en febrero y de manera simultánea a la eliminación del Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme), un sistema que permitía a empresas y también a personas naturales obtener divisas a una tasa superior a la oficial.
En el marco del Sicad, el Banco Central (BCV) convocó el jueves a una subasta por 200 millones de dólares en la que permitió participar a las personas naturales, a diferencia de la primera subasta realizada en marzo, donde solo pudieron acceder las empresas.
De los 200 millones de dólares ofrecidos, 170 millones se destinarán a las empresas, especialmente a la industria automotriz y al sector salud, así como a zonas libres de los estados de Nueva Esparta (territorio insular) y Falcón (noroeste).
Mientras, los 30 millones restantes irán a manos de ciudadanos particulares, como viajeros, estudiantes y personas que necesiten viajar por razones de salud o para participar en eventos científicos o deportivos.
El Gobierno ha defendido el mecanismo de las críticas de la oposición, que ha dicho que equivale a una "nueva devaluación" porque el valor al que se subastarán los dólares sería superior al tipo de cambio oficial de 6,3 bolívares por dólar.
La economista en jefe de la consultora venezolana Ecoanalítica, Jessica Grisanti, consideró "positivo" que se establezca un mecanismo alternativo al de la Comisión Estatal de Administración de Divisas (Cadivi), que otorga dólares al tipo de cambio oficial, pero planteó algunos reparos.
"Es positivo, también creemos que es un paso correcto que se incluya a personas naturales, que de cierta manera quedaron huérfanas después de la eliminación del Sitme en febrero", dijo a Efe Grisanti.
"El proceso es un poco más flexible que la subasta de marzo", señaló, aunque consideró que "todavía quedan ciertas dudas de cómo el mecanismo va a terminar de manejarse" que se deben aclarar para evitar que se creen "obstáculos".
En Venezuela existe un sistema de control de cambios que impide el libre acceso a las divisas y obliga a particulares y empresas a canalizar sus peticiones a través de varios mecanismos, de los que Cadivi es el más importante.
Este control de cambios, implementado en el 2003 para contener la fuga de divisas que experimentaba el país tras un paro petrolero que golpeó fuertemente a la economía, ha tenido como contracara el surgimiento de un activo mercado paralelo donde la cotización supera el cuádruple del tipo de cambio oficial.
El presidente, Nicolás Maduro, afirmó la semana pasada que el dólar paralelo "es uno de los principales instrumentos del sabotaje económico que tienen los sectores que quiere 'embochinchar' y dañar" a Venezuela.
El mandatario se detuvo también en el gasto de los turistas que ingresan al país, que según dijo el año pasado "no dejaron ni un peso" porque al no haber casas de cambio en los hoteles ni en los bancos "salen al mercado paralelo, ilegal, a comprar bolívares".
"Con tres millones de turistas podrían ingresar, muy rápidamente, 2.000 millones de dólares", dijo.
En opinión del economista Pedro Palma, el Gobierno apunta con estas medidas a aliviar la presión sobre el mercado paralelo y a reducir la escasez de dólares y de bienes, uno de los factores detrás de la elevada inflación, que llegó a un 25% en el primer semestre y se ha convertido en uno de sus mayores dolores de cabeza.
Sin embargo, para Palma, miembro de la Academia de Ciencias Económicas de Venezuela, "ni remotamente las medidas anunciadas son suficientes" para generar un cambio en el frente cambiario.
"Las medidas en el área cambiaria deben ser acompañadas por una serie de medidas económicas radicales. Las medidas pueden dar resultado, pero son pasos aislados, si uno solo se limita a hacer unas cosas y dejar otras con una distorsión total, muy poco es lo que realmente se va a lograr", dijo Palma a Efe.
La escasez de dólares y la elevada inflación amenazan además la marcha de la economía venezolana, que en el primer trimestre se ralentizó creciendo apenas un 0,7 por ciento, después de cerrar el año pasado con una subida del 5,6%.