El organismo regulador de las finanzas de Corea del Sur confirmó que creará nuevas medidas de protección y depurará responsabilidades tras el escándalo de la filtración de datos personales y bancarios de 20 millones de ciudadanos del país.
La Comisión de Servicios Financieros surcoreana buscará "revisar las políticas sobre piratería de las instituciones financieras y prevenir una nueva filtración de datos", indicó un funcionario de este organismo estatal a la agencia local Yonhap.
El pasado domingo se detectó la fuga de los datos personales y financieros de 20 millones de personas -prácticamente la totalidad de la población surcoreana económicamente activa- desde los archivos de los principales bancos y empresas de tarjetas de crédito del país.
Este caso sin precedentes ha desatado un gran escándalo en Corea del Sur, donde varios directivos de bancos y empresas de tarjetas de crédito ofrecieron su renuncia.
Además, miles de ciudadanos han presentado reclamaciones y hasta un millón han exigido a sus bancos la emisión de nuevas tarjetas de crédito, según el diario local Chosun.
La Comisión de Servicios Financieros presentará en febrero sus nuevas medidas, que incluirán reforzar la vigilancia del personal relacionado con protección de datos y limitar la capacidad de las entidades bancarias para compartir información de los clientes con sus firmas afiliadas.
Además, el organismo regulador también baraja imponer severas sanciones a las empresas financieras y sus directivos por presuntamente no haber protegido de forma adecuada los datos de sus clientes.
Los datos confidenciales que podrían haber caído en manos ajenas incluirían los números de teléfono, direcciones y registros bancarios de prácticamente la totalidad de los titulares de tarjetas de crédito de este país de 50 millones de habitantes, incluidos altos cargos del Gobierno.
Según las primeras investigaciones, los datos podrían haber sido sustraídos ilegalmente en 2012 por un informático del Buró de Crédito de Corea (KCB), una empresa de calificación de crédito del país, que los habría vendido posteriormente a empresas de marketing online.
La información filtrada podría servir para realizar estafas telefónicas o por Internet, muy habituales en Corea del Sur, donde se han multiplicado desde 2011 las fugas de datos y los ataques cibernéticos a entidades financieras. EFE