Los viejos dirigentes de la política tradicional costarricense no recuerdan ninguna otra campaña electoral tan influida por la Biblia. La contienda - que se ha prolongado a una segunda vuelta entre Luis Guillermo Solís (Partido Acción Ciudadana, PAC) y el oficialista Johnny Araya (Partido Liberación Nacional, PLN) - ha girado “más de lo debido” en torno a la creencia cristiana y su posición contra posturas políticas sensibles, como el matrimonio homosexual, la fertilización in vitro (FIV) o el aborto, aunque de este no haya ni un solo proyecto para legalizarlo.
La expresión “más de lo debido” no es una valoración. El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), una fuerte autoridad al mando de un sistema regulado al detalle, ha condenado por ello a la Alianza Evangélica, la unión de cientos de iglesias protestantes que machacan con sus advertencias religiosas apoyadas con notable empatía por la Iglesia Católica. Esta es seguida por más del 60% de la población del país, según encuestas de 2013. Los magistrados han concluido que la dirigencia evangélica “sobrepasó las facultades que le otorga el derecho a la libertad de culto al cometer una amenaza cierta, real, efectiva e
inminente a la libertad de sufragio”.
El objeto de la condena fue una publicación hecha seis días antes de la primera ronda vuelta de las elecciones - el 2 de febrero - en la cual la Alianza Evangélica llamó a decidir el voto de manera “consecuente y coherente con los principios y valores que emanan de la Biblia”. Y animaba en concreto a no votar por “los partidos políticos con las enseñanzas que se derivan de los salmos bíblicos en torno al matrimonio de personas del mismo sexo y al aborto”.
La condena del Tribunal sería casi simbólica si no fuera porque ningún partido alcanzó el 40% de votos válidos el 2 de febrero y porque uno de los participantes de la segunda ronda - Johnny Araya - ha recogido sin disimulos el discurso religioso como arma electoral contra Luis Guillermo Solís. Este tampoco apoya habilitar la figura del matrimonio para los homosexuales ni está proponiendo legalizar el aborto. Sí opina que se puede permitir el aborto en casos de violaciones - existe en el país la opción legal de aborto terapéutico, pero nunca se ha aplicado – y, además, su candidata a la vicepresidencia, Ana Helena Chacón, defiende el derecho de la mujer a interrumpir su embarazo. Pero en la propuesta de Gobierno del PAC no planes de reforma legal.
De esto se vale Araya para criticar la “inconsecuencia” del PAC a pesar de que su discurso sobre el aborto es nuevo, pues ha reconocido que hace algunos meses sí pensaba conveniente abrir el debate público sobre la habilitación legal para interrumpir los embarazos producto de violaciones. Araya, católico no practicante y casado cinco veces, sabe que aquí el conservadurismo tiene calado, al punto de que él y su rival incluyeron encuentros con obispos y pastores en la agenda de los primeros días de esta nueva fase de la campaña. La Constitución Política establece el carácter oficial de la religión católica en Costa Rica, un caso único en el continente.
Esa misma Constitución, en su artículo 28, prohíbe a clérigos y líderes religiosos mezclar su labor con la política electoral. En estos márgenes, sin embargo, se ha desarrollado la campaña y no ha sido hasta ahora cuando el Tribunal lo condena, basandose en un reclamo hecho por un abogado conocido también por sus acciones legales en favor del reconocimiento legal a las parejas del mismo sexo.
Johnny Araya seguirá la campaña aferrado al tema de “los valores”. Así intenta recoger parte del apoyo que otros partidos recibieron en la primera ronda, incluidas dos agrupaciones minoritarias - Renovación Costarricense y Restauración Nacional - formadas sobre la base de las iglesias protestantes que en los últimos 20 años se multiplican con especial éxito en las clases más populares. Ambas agrupaciones actúan como voces políticas de la Alianza Evangélica, que ahora llama a sus feligreses a manifestar su descontento contra este “golpe a la democracia”.
“Solo así no tendremos que llorar mañana como niños lo que no pudimos defender hoy como adultos”, dijo el presidente de la Alianza Evangélica, Juan Luis Calvo, al diario local La Nación. Recordaba así la frase legendaria de la madre del rey Muhammed XII al ser despojado de su palacio de Granada por las tropas castellanas católicas en 1492. Ahora, 520 años después, la cita vuelve a ser útil en Costa Rica.
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