Millones de trabajadores en todo el mundo salieron a las calles para conmemorar el 1 de mayo, durante una jornada marcada por la violencia en Estambul, un desfile con tintes patrióticos en Moscú y mensajes políticos de cara a las elecciones en Sao Paulo.
La policía turca impidió con un despliegue masivo, cañones de agua y gases lacrimógenos la concentración por el Día Internacional de los Trabajadores prevista en la plaza Taksim de Estambul, declarada zona prohibida por las autoridades desde las masivas protestas de la oposición el año pasado.
Los choques entre los manifestantes y las fuerzas del orden se prolongaron durante horas con un saldo de 90 heridos, según el gobernador de Estambul, que anunció 143 detenciones.
En Rusia, donde según los sindicatos más de dos millones de personas participaron en los desfiles, la jornada tuvo un tono totalmente distinto, marcado por la crisis en Ucrania y el pulso que sostiene el gobierno de Vladimir Putin con su vecino y los países occidentales.
Más de 100.000 personas desfilaron en la Plaza Roja por primera vez desde 1991, un paso más en la recuperación de las celebraciones al estilo de la Unión Soviética. "Estoy orgulloso de mi país" y "Putin tiene razón" eran algunos de los lemas en las pancartas de los manifestantes, acompañadas de miles de banderas rusas.
Los discursos ensalzaron la decisión del gobierno de incorporar a Rusia la península de Crimea. Allí unas 60.000 personas desfilaron con banderas y retratos de Putin por Simferopol, en gran contraste con las 2.000 a 3.000 personas que se reunieron en Kiev para gritar en favor de la unidad de Ucrania.
- Clima electoral en Brasil -
A miles de kilómetros de distancia, en Brasil, 1,2 millones de trabajadores se congregaron en Sao Paulo, según Força Sindical, en una manifestación dominada por la agenda para las elecciones de octubre en las que la presidenta Dilma Rousseff buscará la reelección.
Candidatos opositores asistieron al encuentro y criticaron anuncios sobre los planes sociales del gobierno y los impuestos realizados la víspera por Rousseff, que ha enfrentado desde el año pasado numerosas manifestaciones en contra de su administración. La presidenta no acudió a un acto convocado por la mayor organización sindical, la Central Única de Trabajadores (CUT), que aplaudió sus recientes anuncios.
Las críticas al gobierno también estuvieron presentes en la vecina Venezuela, donde unos 3.000 manifestantes opositores criticaron desde el este de Caracas la inflación, escasez e inseguridad.
Al mismo tiempo miles de chavistas marcharon para agradecer el reciente aumento al salario mínimo decidido por el presidente Nicolás Maduro, quien reconoció que le han tocado "tiempos difíciles" y anunció una nueva ofensiva de controles para garantizar "precios justos".
Para mostrar el apoyo a su aliado venezolano, Cuba dedicó su tradicional desfile -presidido por el presidente Raúl Castro y en el que según estimaciones oficiales participaron 600.000 personas- a "la revolución bolivariana" liderada por Maduro.
Los países centroamericanos fueron escenario de grandes marchas. En Honduras, por ejemplo, unos 30.000 trabajadores reclamaron entre otras cosas la "desmilitarización" de las fuerzas de seguridad, mientras en Guatemala se congregaron unos 10.000 obreros para exigir salarios justos.
Aunque en la mayoría de los países latinoamericanos las marchas transcurrieron con normalidad, hubo algunas excepciones. En Chile incidentes violentos aislados -que en algunos casos llegaron a incluir cócteles molotov- dejaron 40 detenidos y 20 heridos, uno de ellos de gravedad.
En Colombia, donde se manifestaron unas 46.000 personas en total, hubo disturbios en Medellín que dejaron cinco policías lesionados.
En Bolivia, el presidente Evo Morales, que encabezó una marcha con varios miles de obreros e indígenas, aprovechó la ocasión para firmar el decreto que incrementa un 20% los salario mínimo.
- Europeos contra la austeridad -
En España, que empieza a salir tímidamente del marasmo económico y sigue minada por un desempleo récord, miles de personas marcharon en unas 70 ciudades bajo el lema "sin empleo de calidad no hay recuperación".
Los duros planes de austeridad estuvieron en el centro de las marchas europeas, por ejemplo en Grecia, donde decenas de miles de personas se manifestaron para recordar que la riqueza es "el fruto de los esfuerzos de los trabajadores", y en Francia, donde los sindicatos manifestaron su desacuerdo con el plan de recortes de 50.000 millones de euros anunciado por el primer ministro.
En Italia, donde las autoridades prometieron devolver la confianza a la población que sale de más de dos años de recesión, estallaron enfrentamientos entre la policía y los manifestantes en Turín (noroeste).
Las manifestaciones también atravesaron África y Asia con reclamos centrados en el salario y las condiciones de trabajo.
En Marruecos decenas de miles de personas salieron a las calles, en particular en Rabat y Casablanca, para pedir mejoras sociales al gobierno del primer ministro islamista, a pesar de que había anunciado la víspera un aumento del salario mínimo.
Los sindicatos llamaron en Camboya a apoyar a los obreros textiles en huelga en dos zonas económicas especiales cerca de la frontera con Vietnam. La mayoría de los trabajadores de este sector vital para la economía camboyana, que da empleo a 650.000 personas, ganan menos de 100 dólares mensuales.
En el emirato de Catar, donde no se celebra oficialmente el 1 de mayo, el gobierno se declaró "comprometido moralmente" con los derechos laborales de los extranjeros, que de forma masiva han asumido la construcción de los estadios y edificios relacionados con el Mundial de 2022.
MSN AFP
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