El 9 de noviembre de 1989 sucedió lo impensable en Alemania. El muro de Berlín, que partió en dos a la actual capital germana y que se convirtió en el símbolo de la división del pueblo alemán durante la guerra fría, cayó tras 28 años de haber sido construido.
Solo días antes de este acontecimiento, los berlineses, tanto occidentales como orientales, mantenían la sensación de que esta muralla de 155 kilómetros de extensión era infranqueable e indestructible.
Sin embargo, sucedió. El muro cayó tras una serie de hechos desencadenantes, provocando la euforia de los alemanes y de ciudadanos de otras partes del mundo que se enteraban de los sucesos a través de los cables de noticias o imágenes trasmitidas por satélite.
A la mañana siguiente de la primera noche que marcó el inicio de la caída del muro y con ello el de otros acontecimientos que devinieron en el fin de la guerra fría, el entonces alcalde del Berlín occidental, Walter Momper, dijo en un discurso: "Anoche el pueblo alemán fue el pueblo más feliz del mundo".
Pero ¿Cuál es la historia del muro? ¿Qué motivó su construcción? y finalmente ¿Qué hechos llevaron a su caída?
LA CONSTRUCCIÓN
Al término de la Segunda Guerra Mundial, Berlín quedó dividida en cuatro sectores de ocupación: soviético, francés, inglés y estadounidense. Posteriormente, en 1949 el área oriental en poder de los soviéticos pasó a llamarse República Democrática Alemana (RDA) y las otras tres se unieron en una nación que fue conocida como la República Federal Alemana (RFA).
En los años siguientes, la zona occidental empezó a prosperar mientras que el lado soviético sufría problemas económicos. Esto ocasionó que millones de alemanes que vivían bajo el régimen comunista migraran a la RFA.
Es por esta razón que la noche del 12 de agosto de 1961, las autoridades de la RDA decidieron levantar un muro provisional y cerrar 69 de los 81 puntos de control que existían a lo largo de línea que dividía a la ciudad en dos.
Un día después ya se había colocado una alambrada provisional de 155 kilómetros, interrumpiendo de la noche a la mañana el tránsito de vehículos y personas, muchas de las cuales trabajaban en la otra parte de la ciudad. De hecho, la primera persona que murió tratando de cruzar el muro, Günter Litfin, fue abatido cuando procuraba regresar a Berlín occidental, donde vivía y trabajaba.
Con el paso de los años, el muro que inicialmente fue construido con ladrillos, acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, con un interior formado por cables de acero para aumentar su resistencia.
LA CAÍDA
La caída del muro, tuvo su origen en la apertura de las fronteras entre Austria y Hungria en mayo de 1989. El primero de esos países pertenecía al bloque occidental mientras que Hungría era parte del bloque conocido como la cortina de hierro, países cuyos regímenes estaban bajo la influencia soviética.
Ante esta apertura, cada vez más alemanes viajaban a Hungría para pedir asilo en las distintas embajadas de la República Federal Alemana. Esto, a su vez motivó enormes manifestaciones en varias ciudades de la RDA, las que llevaron a que, el 9 de noviembre de 1989, el gobierno se viera obligado a anunciar que el paso hacia el oeste estaba permitido.
Sin embargo, el hecho desencadenante fue la confusión de un portavoz del gobierno en una conferencia de prensa en la que, con el afán de calmar los ánimos de la población, daba a conocer la nueva norma que permitía salir del país sin requisitos previos.
El miembro del Politburo de la RDA, Günter Schabowski, explicaba los pormenores de la disposición gubernamental, cuando el periodista Riccardo Ehrman de la agencia de noticias ANSA, le preguntó cuándo entraba en vigor la medida. Schabowski, quizá un poco nervioso, busco entre sus papeles y al no encontrar nada escrito respondió: "de inmediato".
Esa misma noche, miles de personas se agolparon en los puntos de control para poder cruzar a Berlín occidental. Una confundida guardia fronteriza que no tenía órdenes precisas de cómo actuar, dejó pasar a los primeros berlineses del este, quienes fueron recibidos al otro lado -entre abrazos y gestos efusivos de bienvenida- por un grupo de alemanes occidentales que habían llegado al lugar enterados de las noticia.