Uno de los protagonistas de la Cumbre de Seguridad Energética del Caribe, que se realizó esta semana en Washington, fue un país que ni siquiera asistió: Venezuela.
En el evento en el Departamento de Estado participaron casi 20 naciones caribeñas, algunas de las cuales llevan una década recibiendo petróleo subsidiado venezolano bajo la iniciativa Petrocaribe, que el presidente Hugo Chávez creó en 2005.
Bajo Petrocaribe, los países han obtenido el combustible, en parte, a crédito. Pagan un porcentaje de su deuda con base en el precio del petróleo y el resto lo pueden cancelar con servicios o productos propios. Hasta 2013, según cifras reveladas por el gobierno venezolano,los países miembro habían recibido 232 millones de barriles.
Pero con los precios del petróleo por debajo de US$50 y la economía venezolana en aprietos, la región ha empezado a mirar hacia Estados Unidos, que está recuperándose económicamente y vive una bonanza energética por los recursos obtenidos por la controvertida técnica del fracking.
Así, en la cumbre los países se comprometieron a “transformar los sistemas energéticos del Caribe” hacia fuentes alternativas, lo que en la práctica ayudaría a reducir su dependencia del petróleo.
“Ya sea en Ucrania o en el Caribe, ningún país debería poder usar sus recursos naturales como método de coerción”, dijo el vicepresidente Joe Biden durante la conferencia, a la cual también asistieron representantes de la Unión Europea, el Banco Mundial, la Organización de Estados Americanos y el Fondo Monetario Internacional.
“El mayor obstáculo que podría quitárseles a ustedes ahora, a nivel económico, es el costo de la energía y la dependencia que aún mantienen de proveedores únicos“, les dijo a los países presentes.
“Un nuevo paradigma”
Tanto la iniciativa como algunas de las citas de Biden han sido analizados en referencia a Venezuela, pero los funcionarios estadounidenses fueron cuidadosos de no plantear la cumbre como una alternativa a Petrocaribe.
“Esta iniciativa es buena por sí misma. No se trata de Petrocaribe y no se trata de ninguna otra iniciativa“, dijo Amos Hochstein, enviado especial de asuntos energéticos del Departamento de Estado, ante una pregunta de BBC Mundo en la cumbre.
“Sí, Petrocaribe ha ofrecido un mecanismo financiero, pero con estos precios, esta es la oportunidad y el momento correctos para poder avanzar hacia un nuevo futuro que no sólo esté reemplazando la gasolina y productos de crudo de Venezuela, sino que en vez cree ese nuevo paradigma de seguridad energética”, agregó.
Hochstein agregó que la idea no es reemplazar un sistema vigente con otro apoyado por Estados Unidos, sino llevar al Caribe a una “nueva fase en su historia”, que dependa de la energía renovable, sea autosostenible y “no continúe profundizando su deuda con el único proveedor de energía como ha sido hasta ahora”.
Eso lo piensan lograr a través de apoyo técnico de Washington, participación del sector privado y coordinación con organizaciones multilaterales.
Quizás Hochstein y Biden quieran evitar las comparaciones directas con Venezuela, pero los dos centros de estudios que ayudaron a organizar la cumbre (el Consejo de las Américas AS/COA y el Atlantic Council) sí hablan más abiertamente de las dinámicas energéticas en el Caribe y el rol que juega Caracas.
“No es un secreto que hay una creciente preocupación en el Caribe sobre el estatus de Petrocaribe y el deseo y la habilidad de Venezuela para financiarlo”, le dijo a BBC Mundo Eric Farnsworth, vicepresidente de AS/COA.
“Hay una sensación de que acá hay una oportunidad emergente para una alianza verdadera.Estados Unidos tiene algo que el Caribe necesita (energía) y el Caribe está recientemente interesado en un mayor compromiso con Estados Unidos”, explicó.
“Petrocaribe está en sus últimas”
Atlantic Council, por su parte, publicó un detallado informe a mediados del año pasado titulado “Energía incierta: la apuesta del Caribe con Venezuela”, justo después de que Biden presentara la iniciativa de seguridad energética para la región, que se acaba de detallar en esta cumbre.
Ese informe resalta que “el gobierno de Obama debe adoptar rápidamente una serie de políticas transformadoras para evitar una crisis energética en el Caribe y América Central, dada la posibilidad de que se erosione rápidamente el apoyo financiero de Venezuela a las importaciones energéticas de la región”.
“La cumbre no fue organizada para que fuera vista como antivenezolana, pero sí se organizó porque los países dependen de Petrocaribe, Petrocaribe está en sus últimas y el fin de Petrocaribe sin ninguna alternativa es una amenaza real de seguridad nacional para Estados Unidos”, le dijo a BBC Mundo Jason Marczak, analista de temas latinoamericanos del Atlantic Council.
“Algunos países caribeños tienen apenas petróleo para unas semanas y si dejan de recibir envíos a través de Petrocaribe, esto podría llevar a una crisis económica severa, que podría desatar una crisis migratoria y otros tipos de desafíos reales cerca de nuestras costas”, agregó.
A través de la embajada de Venezuela en Washington, BBC Mundo intentó en reiteradas ocasiones hablar directamente con funcionarios venezolanos vinculados con Petrocaribe sobre el tema, pero no obtuvo respuesta.
De cualquier manera, el gobierno de Venezuela no ha dado señales de que piense finalizar Petrocaribe y, por el contrario, ha destacado que lo continuará más allá del comportamiento de los precios del crudo, según dijo en noviembre el ministro de Petróleo y Minería, Asdrúbal Chávez, en una cita recogida por la cadena Telesur.
Y en diciembre, los miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) apoyaron Petrocaribe por considerar que aporta “a la seguridad energética y al desarrollo económico y social de los países miembros”, según consta en un comunicado del organismo.
Al mismo tiempo, quienes critican Petrocaribe dicen que ha dejado a algunos de los países caribeños con deudas considerables y no fomenta la diversificación energética.
Ese es el panorama que Washington espera cambiar ahora con su iniciativa caribeña.