Confiando en la buena salud de la economía de Estados Unidos y con la tranquilidad que da saber que no tiene que revalidar mandato, Barack Obama se dispone a acabar con la rocambolesca figura conocida como secuestro, el drástico paquete de recortes que cercena desde 2013 sectores básicos de la vida diaria norteamericana como la sanidad, la educación o la defensa.
El secuestro, que se inventó para que nunca tuviera que ponerse en práctica, se ideó en 2011 como una medida de presión para obligar a los republicanos a negociar y alcanzar un acuerdo en el Congreso sobre el presupuesto o de lo contrario se producirían recortes automáticos por valor de 1,2 billones de dólares.
Estaba previsto que el presidente anunciara esta noche de jueves al caucus demócrata de la Cámara de Representantes en un retiro en Filadelfia que, con el presupuesto que piensa hacer público la semana que viene, se acabará con esos recortes automáticos a las cuentas de la Unión, y se pondrá fin a “las crisis manufacturadas que han definido los debates sobre nuestro presupuesto en los últimos años”.
El desafío a los republicanos no es menor. Primero por lo que implica de osadía, ya que el presidente da este paso a solo dos meses de que el Partido Republicano se hiciera con el Senado y revalidara su mayoría en la Cámara de Representantes. Y segundo, porque toca la fibra sensible de la seguridad nacional dentro de las filas republicanas en un momento en el que suenan nuevas amenazas de terrorismo y el país tiene abierto un frente de guerra con el autodenominado Estado Islámico (EI).
Que el secuestro dañaba al Pentágono era un hecho. Y esta semana, el jefe del Ejército, el general Jay Odierno, así lo aseguraba ante un comité del Senado al declarar que los recortes presupuestarios degradaban la preparación militar “a su nivel más bajo desde hace 20 años”. “En los últimos tres años se ha reducido de forma considerable la capacidad del Ejército de EE UU”, dijo el general, quien añadió que eso había sucedido antes incluso de que se vuelvan a poner en marcha más recortes: los que corresponderían a 2016.
“El lunes presentaré al Congreso mi presupuesto”, escribe Obama este jueves en una tribuna publicada por The Huffington Post. Su plan es devolver la esperanza a la dañada clase media e invertir en "un Ejército del siglo XXI capaz de enfrentar desafíos globales con un liderazgo americano sostenido y fuerte”. Obama presenta como bazas para vender su proyecto en el Congreso el hecho de que desde que llegó a la Casa Blanca la economía norteamericana ha experimentado “el periodo más rápido de reducción sostenida del déficit desde el final de la II Guerra Mundial”. La propuesta está redactada y lista para enviar al Congreso el próximo lunes. Solo queda que se apruebe en el Capitolio, donde lo que parece garantizado es el enfrentamiento. EL PAIS