Karsten Erstad es un biólogo noruego. Pero a pesar de su experiencia en el mundo animal, no pudo creer lo que veía cuando, mientras esquiaba, un día se encontró con miles de lombrices.
Al principio pensó que los gusanos habían salido de la tierra. Pero había 50 cm de nieve en la superficie y, si hubiera sido así, ciertamente los gusanos se habrían congelado.
Lo más probable, pensó, era que habían caido del cielo.
Karsten registró hasta 20 lombrices por metro cuadrado, tal como le dijo al periódico local The Local: “Vi miles de lombrices en la superficie de la nieve”.
“Cuando las encontré sobre la nieve parecían estar muertas, pero cuando las coloqué en mi mano me di cuenta de que estaban vivas”.
Y Karsten no fue el único: el hallazgo se convirtió en noticia nacional en Noruega y condujo a múltiples informes similares.
Pero ¿cómo llueven los gusanos? y ¿por qué?
Nadie lo sabe con certeza. Pero se cree que las lombrices, que comenzaron a emerger de la tierra hacia el final del invierno, fueron barridas por el viento.
En la costa montañosa de Noruega quedaron atrapadas en las columnas términas –las bolsas de aire caliente que comúnmente utilizan las aves de rapiña para volar en círculo sobre su presa– y fueron transportadas hacia el cielo.
Eventualmente, después de haber viajado cierta distancia, cayeron a la Tierra en forma de lluvia de lombrices.
Es un fenómeno raro, pero no es nuevo. En abril de 2011 una lección de educación física en un colegio en Galashiels, en el sur de Edimburgo, Escocia, tuvo que ser cancelada cuando comenzaron a llover lombrices en el patio.
Medusas, ranas, renacuajos y peces
Las lombrices que caen pueden ser un poco desagradables, especialmente si no eres aficionado a las sabandijas.
Pero esto fue peor: se piensa que en 1894 la ciudad de Bath, en Inglaterra, experimentó una lluvia de medusas.
Esto suena algo aterrador, pero en realidad nadie estuvo seguro de qué era lo que estaba lloviendo. Algunos dicen que eran medusas, otros renacuajos.
Y en agosto de 2004 se informó que el pueblo de Knighton, en Gales, soportó una lluvia de peces.
También en junio de 2009 hubo informes de una lluvia de ranas y renacuajos en la prefectura de Ishikawa, Japón.
Los informes continuaron durante todo ese mes.
Pero los renacuajos, los peces, e incluso las medusas, no son nada si los comparamos con uno de los enjambres más aterradores de la naturaleza.
Uno de estos fue captado en video.
Una enorme colonia de arañas voló a la ciudad de Santo Antonio da Platina, Brasil, en febrero de 2013.
Aunque al principio los confundidos (y probablemente aterrorizados) residentes pensaron que estaba lloviendo arañas, en realidad se trató de una enorme telaraña que fue recogida por el viento y aventada sobre el pueblo donde quedó colgada de techos y cables de luz.
El fenómeno aparentemente no es inusual, y los cielos sobre Sao Paulo y las áreas vecinas a menudo están llenos de una especie de araña conocida como Anelosimus eximius.
Estos arácnidos no son particularmente grandes: nada más miden medio centímetro de diámetro. Pero su tamaño queda compensado porque viven en colonias de hasta 50.000 ejemplares y se comportan en enjambre para poder atrapar presas mucho más grandes de las que atrapan la mayoría de las arañas.
De hecho, sus vastas telarañas comunales pueden cubrir árboles e incluso edificios: un asunto digno de pesadillas.