Diez años han pasado desde que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte propuesto por Estados Unidos, Canadá y México para América Latina (excluyendo a Cuba) y que se conoció que como el Área de Libre Comercio de las Américas (Alca), entró en una crisis de la que hasta los momentos no se ha podido recuperar.
Este proyecto ideado con la concepción de convertir el territorio que va desde Alaska hasta Tierra del Fuego en un solo mercado, funge como como una estrategia aplicada por el gigante norteamericano para Latinoamérica donde a juicio de los expertos el fin último es evidente: la búsqueda de la integración de los pueblos pero con el prevalecimiento de la hegemonía estadounidense.
Analistas coinciden que esta asociación de talla multitudinaria no consistía simplemente en un acuerdo de libre comercio, sino que venía como una propuesta de inserción política, económica, social y cultural en el mundo.
Estos intereses escondidos bajo la doctrina Monroe de “América para los americanos” fueron avistados por un combativo Hugo Chávez, que desde su presencia en la III Cumbre de las Américas en 2001 manifestó su rechazo ante tal acuerdo.
Durante su estadía en el poder, el presidente venezolano y líder de la revolución calificó la propuesta del Alca como “una herramienta más del imperialismo para la explotación de Latinoamérica“, que venía a través de un tratado de adhesión.
Como una propuesta alternativa a este modelo, Chávez dio luz en conjunto con otros países a la Alianza Bolivariana para los Pueblos (Alba), integrada por Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Granada, Nicaragua, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, así como Venezuela.
Dicha posición frente a los movimientos hechos por América del Norte desencadenó un enfrentamiento verbal con el presidente mexicano Vicente Fox, quien fue conocido por ser un aliado y promotor del Alca. Esto llevó a un conflicto diplomático entre México y Venezuela en 2005.
Este desencuentro a partir de la VI Cumbre de las Américas, hecha en 2005 en Mar del Plata, dio como resultado un proyecto de Alca que entró en crisis, en un nivel que apuntó hacia la invisiblización y la muerte implícita de esta propuesta.
Este año se cumplen 10 años de ese enfrentamiento que terminó por enfrentar a dos caras de Latinoamérica y terminó por sepultar el proyecto Alca, situación que develó el apoyo a una nueva óptica que refleja la inserción mundial que tuvo como paso previo una integración regional ydefensas de la autonomía política, económica y de la identidad cultural.