Un funeral de Estado recordará hoy en la catedral de Colonia (oeste de Alemania) a las 150 víctimas del avión de Germanwings que, al parecer deliberadamente, estrelló contra los Alpes franceses el copiloto del vuelo 4U9525, que realizaba el trayecto entre Barcelona y Düsseldorf.
Un total de 150 velas quedaron instaladas ante el altar mayor en memoria de los fallecidos -es decir, incluido el copiloto Andreas Lubitz- ya que, según declaró ayer el cardenal de Colonia, Rainer Woelki, corresponde a Dios juzgar su proceder.
La plana mayor de la política alemana, encabezada por la canciller Angela Merkel y el presidente Joachim Gauck, asistirá al templo, uno de los mayores del mundo, construido entre 1248 y 1880.
España -de donde procedía un tercio de las víctimas- estará representada por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, mientras que Francia lo estará por el secretario de Estado de Transportes, Alain Vidalies. Por parte del gobierno autónomo de Cataluña acudirá su vicepresidenta, Joana Ortega.
En la ceremonia participarán, además, unos 500 familiares de las víctimas, 50 voluntarios que participaron en las tareas de rastreo tras la catástrofe y la cúpula de la aerolínea.
Será un oficio ecuménico, que concelebrarán el cardenal Woelki y la presidenta de la Iglesia Evangélica de Westfalia, Annette Kurschus, mientras que el presidente Gauck, independiente y expastor protestante, pronunciará el discurso principal del estamento político.
La ceremonia se iniciará a las 10.00 GMT y tiene lugar tres semanas después de la tragedia, mientras siguen las investigaciones sobre la catástrofe.
El acceso al templo quedó reservado a unos 1.400 invitados, pero la ceremonia se podrá seguir desde el exterior, por las pantallas instaladas junto a la vecina estación de tren y en la Iglesia de Santa María de la Ascensión.
La primera cadena de la televisión alemana, ARD, y otros canales públicos y privados también transmitirán el funeral, de dos horas de duración.
La catástrofe del Airbus A320 de Germanwings, filial de bajo coste de Lufthansa, sumió a Alemania en la conmoción mientras se sucedía el goteo de informaciones sobre sus detonantes.
Todo apunta a que Lubitz, de 27 años, aprovechó una ausencia del piloto para cerrar por dentro la puerta de su cabina y estrellar el aparato contra los Alpes.
Lubitz, quien desde la adolescencia soñó con ser piloto, interrumpió por una depresión en 2009 su formación en la escuela de Lufthansa, que luego retomó hasta lograr su permiso de vuelo.
En los últimos tiempos había seguido varias terapias y el día de la catástrofe tenía una baja médica, que ocultó a su empleador.
Lufthansa -cuyo presidente, Cartsen Spohr, asistirá al funeral- se vio confrontada con una declaración del departamento federal de Tráfico Aéreo, según la cual no se les informó del historial médico de Lubitz. La aerolínea asegura haber cumplido las prerrogativas.
La compañía empezó a transferir esta semana 50.000 euros a los familiares de cada uno de los pasajeros, en su mayoría alemanes o españoles, además de ciudadanos de Israel, Marruecos, México, Reino Unido, Argentina, Colombia, Holanda, EEUU, Venezuela y Chile. EFE