En medio de la peor crisis de gobernabilidad que se recuerde en la historia contemporánea de Guatemala y con la población en las calles pidiendo su renuncia, el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, ha confirmado este jueves la salida de tres de sus 13 ministros (Interior, Energía y Minas, y Ambiente), la remoción de altos cargos en esas carteras, y el de la titular de la Secretaría de Inteligencia Estratégica del Estado (SIE), el general en situación de retiro Ulises Anzueto.
De las destituciones resulta notoria la del ministro del Interior, Mauricio López Bonilla, un oficial de inteligencia muy próximo a Pérez Molina desde sus años de la academia militar, y en quien el mandatario depositó su confianza para la realización de su principal promesa de campaña: la seguridad. El mandatario ha explicado su decisión con el argumento de la disposición de López Bonilla de aclarar ante los tribunales los señalamientos de corrupción galopante en la cartera. “Se investigarán contrataciones dudosas”, ha puntualizado Otto Pérez.En una breve rueda de prensa, Pérez Molina ha dicho que ha sido él quien había pedido la renuncia de todos esos integrantes del gabinete de Gobierno y, tras evaluar el trabajo desempeñado, había decidido despedir al titular de Gobernación (Interior), Mauricio López Bonilla; de Energía y Minas, Edwin Rodas, juramentado apenas tres días antes; y el de la titular de Ambiente y Recursos Naturales, Michelle Martínez.
El gobernante ha anunciado que el Ministerio quedará a cargo de Eunice Mendizábal, hasta la fecha encargada del Viceministerio Antinarcóticos. También ha revelado que igualmente habían sido destituidos los interventores de los puertos marítimos Santo Tomás de Castilla (Atlántico) y Quetzal (Pacífico), señalados por la Fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), al momento de desvelar la existencia de una red mafiosa, conocida como La Línea, como puntos de ingreso de contrabando y de drogas al país con la complicidad de las autoridades.
En su respuesta a los periodistas, el mandatario guatemalteco se ha empeñado en negar que exista una crisis institucional y en que se mantendrá en el cargo hasta el fin de la legislatura, el 14 de enero de 2016. “Seguiré hasta el fin de mi mandato”, dijo en varias oportunidades. Añadió que si lo considera necesario “habrá nuevos cambios en los próximos días”.
La percepción del presidente, cuya credibilidad está por los suelos, es rechazada por analistas de diversas tendencias. Uno de ellos, Manuel Conde, dijo a EL PAÍS que Otto Pérez debe renunciar a la brevedad, ante el riesgo de ser sometido a un proceso legal que lo lleve directamente a la cárcel. “Estamos viviendo el final del gobierno. Las condiciones no dan para más. El repudio es generalizado en contra de un presidente que perdió toda credibilidad. Si se aferra al poder, las investigaciones demostrarán que se ha beneficiado de la corrupción. Su situación es insostenible”.
Para el periodista José Rubén Zamora, presidente de elPeriódico, un medio que lleva años señalando la corrupción, si Pérez molina se empeña en seguir en el cargo “la conflictividad social se extenderá y el deterioro político se hará más profundo”. En tanto, las redes sociales convocan a una nueva marcha de repudio este sábado.EL PAIS