Una prolongada exposición a las condiciones del espacio exterior puede reducir el grosor de la piel y provocar alteraciones en el ciclo del crecimiento del pelo, según un estudio publicado en la revista británica Nature.
El equipo de investigadores de la Universidad de Lieja (Bélgica), liderado por Betty Nusgens, estudió los efectos que tiene la ingravidez en ratones para extrapolar los resultados a los humanos, después de que varios astronautas relataran sequedad y picores en la piel tras regresar de misiones espaciales.
Para elaborar este estudio, los investigadores mantuvieron a tres ratones en condiciones de ingravidez durante un total de 91 días, lo que supone el período más prolongado que ha pasado un animal en condiciones de gravedad 0.
De esos seis ratones, los investigadores analizaron las alteraciones que sufrieron estos ratones durante ese período.
Según el estudio, varios astronautas relataron sequedad y picores en la piel tras haber regresado de misiones espaciales, lo que provocó que su piel fuese más propensa a sufrir irritaciones.
Para conocer más detalles de estos efectos, el equipo de investigadores de Lieja estudió el impacto de una exposición prolongada en la piel de los ratones que se vio reducida en grosor.
Las alteraciones que descubrieron en los ratones sometidos a condiciones de ingravidez afectaban también a su pelo.
Estas alteraciones sugieren que la piel de los astronautas podría verse afectada durante largos viajes en el espacio, aunque la limitada muestra de este experimento compuesto por tres ratones limita la interpretación de los datos según el estudio.
El equipo de investigadores de la Universidad de Lieja (Bélgica), liderado por Betty Nusgens, estudió los efectos que tiene la ingravidez en ratones para extrapolar los resultados a los humanos, después de que varios astronautas relataran sequedad y picores en la piel tras regresar de misiones espaciales.
Para elaborar este estudio, los investigadores mantuvieron a tres ratones en condiciones de ingravidez durante un total de 91 días, lo que supone el período más prolongado que ha pasado un animal en condiciones de gravedad 0.
De esos seis ratones, los investigadores analizaron las alteraciones que sufrieron estos ratones durante ese período.
Según el estudio, varios astronautas relataron sequedad y picores en la piel tras haber regresado de misiones espaciales, lo que provocó que su piel fuese más propensa a sufrir irritaciones.
Para conocer más detalles de estos efectos, el equipo de investigadores de Lieja estudió el impacto de una exposición prolongada en la piel de los ratones que se vio reducida en grosor.
Las alteraciones que descubrieron en los ratones sometidos a condiciones de ingravidez afectaban también a su pelo.
Estas alteraciones sugieren que la piel de los astronautas podría verse afectada durante largos viajes en el espacio, aunque la limitada muestra de este experimento compuesto por tres ratones limita la interpretación de los datos según el estudio.
EFE