(Ciudad del Vaticano, 10 de mayo. EFE) – El presidente de Cuba, Raúl Castro, se tocó hoy el pecho con la mano a la altura del corazón y confesó al oído del papa Francisco: “Es la visita más importante de toda mi vida. De verdad”.
Y es que este encuentro marcó profundamente a Castro, como él mismo reconoció después durante la comparecencia a la prensa tras la reunión con el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y en la que valoró “la sabiduría, la modestia y todas las virtudes” del pontífice.
Y continuó: “Leo todos los discursos del Papa y si el Papa continua hablando así volveré a rezar y regresaré a la Iglesia y no lo digo en broma”, desveló Castro.
“Rece por mí” dijo el papa a Castro, quien también le pidió que se acordase de él en sus oraciones. “Ya lo hago”, contestó Francisco.
Así concluyó, mientas le acompañaba al coche, la reunión privada que mantuvieron hoy en el Vaticano y que duró 55 minutos, la más larga que ha tenido el pontífice con los Jefes de Estado y de Gobierno, a excepción de los largos almuerzos con la presidenta argentina, Cristina Fernández.
“Le he venido a agradecer al Papa”, fue el resumen que hizo Raúl Castro mientras salía de la audiencia con Francisco.
Y es que aunque en los 55 minutos se abordaron sobre todo los detalles de la próxima visita a Cuba del pontífice, también sirvió para que Castro agradeciese personalmente y sin tener que esperar a septiembre la labor del pontífice argentino en el acercamiento con Estados Unidos.
Al presidente cubano se le apreció feliz y emocionado por este encuentro como cuando dijo que “es un honor” ser recibido por Francisco a la entrada de los salones adyacentes al aula Pablo VI donde se celebró esta audiencia, que aunque fue calificada como “estrictamente privada” tuvo los mismos protocolos que el resto de las visitas de los mandatarios.
Castro llegó a la “Plaza del Hongo”, llamada así por la gran escultura contemporánea que la preside, a las 09.30 horas locales (07.30 GMT) y en el interior le esperaba el papa Jorge Bergoglio.
“Siéntese señor presidente”, le dijo Francisco y comenzó la larga reunión donde además, Castro presentó al pontífice “los sentimientos del pueblo cubano en la espera y la preparación de su próxima visita en la Isla en el mes de septiembre“, como explicó el portavoz vaticano, Federico Lombardi.
Poco tiempo quedó para las presentaciones de las delegaciones, ya que Raúl Castro tenía una reunión a las 09.00 horas GMT con el primer ministro italiano, Matteo Renzi, pero uno a uno Castro fue presentando a su delegación, formada por unas diez personas.
Entre estas estaban el vicepresidente del Consejo de Ministros, Ricardo Cabrisas Ruiz; el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, y el embajador de Cuba ante la Santa Sede, Rodney López, pero también Rául Castro llevó a parte de su familia.
Con orgullo, el mandatario cubano presentó a su hijo menor Alejandro y después a uno de sus nietos, y después dijo a Bergoglio: “Sabe, yo soy ya bisabuelo”.
Castro trajo al Vaticano como presente un cuadro de grandes dimensiones del artista cubano Alexis Leyva Machado, conocido como Kcho, y que representa una gran cruz hecha con varios barcos y un niño que reza ante ella.
El artista, quien ya se había carteado con el papa, le explicó personalmente durante la audiencia que su cuadro se llamaba “milagro” y que se había inspirado en la tragedia que sufren millares de personas que intentan llegar a Europa desde el Norte de África.
Castro también regaló al papa una medalla de plata que conmemora el 200 aniversario de la Catedral de La Habana, y “de la que solo existen 25 ejemplares”, dijo con orgullo.
Francisco quiso explicar con detalle su regalo al mandatario cubano, un medallón de San Martín de Tours, patrón de Buenos Aires.
“Mire, es cuando San Martin se quita la capa y se la da a un pobre. Es una intuición de lo que tenemos que hacer. Cubrir la miseria de nuestra gente y promover esto”, le dijo a Castro.
Después mientras le regalaba su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” bromeó: “Aquí encontrará una de estas declaraciones que tanto le gustan”.
Juan Pablo II fue el primer papa en recibir a un mandatario cubano, en 2006, cuando se reunió en el Vaticano con Fidel Castro, a quien volvió a ver dos años después en su visita a la isla caribeña.
Mientras que Raúl Castro recibió el 27 de marzo de 2012 al papa Benedicto XVI durante el viaje a Cuba.