El Consejo de Seguridad de la ONU expresó hoy profunda preocupación por la creciente inseguridad y el incremento de la violencia en Burundi, a lo que se une el estancamiento de la situación política.
En una declaración de la presidencia, que ocupa España en este mes, ese órgano señala también su inquietud por el aumento de las violaciones de derechos humanos, incluidas las ejecuciones extrajudiciales, las torturas y las detenciones ilegales, así como por la impunidad generalizada en ese país africano.
El Consejo de Seguridad condenó esos y otros abusos y los actos de violencia cometidos tanto por las fuerzas de seguridad como por las milicias y otros grupos armados ilegales.
También resaltó la importancia de respetar la Constitución y el Acuerdo de Arusha para la Paz y la Reconciliación y señaló que la situación actual podría truncar los avances logrados en ese terreno y tener consecuencias desastrosas para el país y la región.
El Consejo instó a todas las partes a rechazar la rebelión armada como vía para resolver la crisis actual y reiteró un llamado urgente a entablar un diálogo genuino e inclusivo que evite más sufrimiento a la población.