Las pantallas han sido sujetos, durante los últimos años, de una evolución muy intensa. En 2010, hace tan solo cinco años, la pantalla más avanzada del mercado contaba con 3.5 pulgadas y 960 x 640 de resolución. Hoy, en 2015, esas cifras han crecido hasta las 5.5 pulgadas y las resoluciones 4K.
Esa evolución también es visible en otros parámetros como la temperatura de color, la tecnología del panel y el brillo. En 2010, por ejemplo, era impensable alcanzar 700 nits de brillo en la pantalla de un smartphone. Ahora, en 2015, son varios los dispositivos de gama alta que alcanzan dicha cifra.
Esta fuerte evolución nos ha llevado a un punto en el que las pantallas de los teléfonos móviles comienzan a rozar la perfección, tocando casi su techo máximo. La pantalla de un Samsung Galaxy S6 Edge, de un iPhone 6s Plus o incluso de un Sony Xperia Z5 Premium no muestra ningún tipo de debilidad: son nítidas, coloridas y brillantes. El espacio de mejora —aun existente— es considerablemente más reducido que hacer unos años.
Llegados a este punto, la inevitable pregunta resultante es: ¿qué nos espera en el futuro? ¿En qué aspectos comenzaremos a ver, de ahora en adelante, una fuerte innovación? Durante 2015 ya hemos visto algunas breves pistas —pantallas curvas y pantallas sensibles a diferentes niveles de presión—, pero hay mucho más.
La unión entre los sensores de huellas dactilares y las propias pantallas es, por ejemplo, una de las innovaciones más inminentes. Apple ya patentó un sistema de reconocimiento de huellas dactilares directamente desde la pantalla —tomando como base un panel con tecnología OLED—. Qualcomm, paralelamente, también presentó y presentó en sociedad Sense ID, un sistema de reconocimiento de huellas dactilares capaz de vivir y actuar bajo el cristal de una pantalla.
Otro de los aspectos donde esperamos ver fuertes innovaciones es en la flexibilidad de las pantallas. Pantallas como las P-OLED de LG ya presumen de esta característica, pero son solo el comienzo. Las pantallas flexibles tienen tres retos por delante: aumentar la resistencia, incrementar los máximos de curvatura y, el más importante de todos, reducir sus costes de producción.
La compañía de Cupertino también cuenta en su cartera de patentes con una solución para el desarrollo de pantallas holográficas. Según la patente, el contenido se mostraría sin necesidad de un medio reflexivo como un cristal 3D. Además, permitiría interaccionar con el propio contenido, cambiando por completo la forma en la que interactuaríamos con un iPhone.