Sade Anding, oriunda de la ciudad de Houston, Texas, fue una de las 11 personas con las cuales el doctor Conrad Murray habló por teléfono en las horas que antecedieron la muerte de Jackson el 25 de junio de 2009.
La mesera dijo que ella conoció a Murray en un restaurante de carnes en Texas en febrero de ese mismo año. Ambos intercambiaron números de teléfono y ella recibió una llamada del médico la mañana del día en que Jackson falleció.
"Él me dijo que estaba bien", dijo Anding, y agregó que ella empezó a hablar pero cinco o 10 minutos más tarde se dio cuenta de que Murray ya no estaba en el teléfono.
"Escuché conmoción... tos, murmullo de voces", dijo aunque aclaró que no estaba segura si los murmullos eran de Murray.
Anding indicó que se quedó colgada al teléfono durante cinco minutos porque era poco usual que Murray se quedara sin responder. "Solo me acuerdo haber dicho: '¿Aló? ¿Aló? ¿Aló? ¿Sigues allí?' ...'".
En un momento la mesera colgó la llamada, intentó llamar de nuevo a Murray y le envió mensajes pero no respondió.
Los fiscales indicaron que Murray, de 57 años, fue negligente al administrarle una sobredosis del poderoso sedante propofol a Jackson para ayudarlo a dormir y luego trató de ocultarlo.
Paramédicos y médicos de la sala de emergencia del hospital donde fue trasladado el rey del pop revelaron esta semana en las audiencias preliminares que Murray nunca les dijo que le había administrado propofol, y que el músico parecía haber muerto al menos 20 minutos antes de que llegaran los equipos de emergencia a la mansión que alquilaba en Beverly Hills.
Murray, acusado de homicidio involuntario, podría afrontar hasta cuatro años de cárcel y perder su licencia médica en caso de ir a juicio y si es declarado culpable.
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