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martes, 31 de mayo de 2011

"Europa no necesita un europeo en el FMI, necesita soluciones"

Agustín Carstens (Ciudad de México, 1958) acaba de presentar su candidatura a la dirección del Fondo Monetario Internacional (FMI) con un currículum de 12 folios donde explica no solo los puestos que ha ocupado en su carrera sino las situaciones con las que le tocó lidiar y las medidas que adoptó. Está decidido a llegar hasta el final aunque es consciente de que parte con desventaja frente a la ministra francesa Christine Lagarde

Pregunta. ¿Se ve con posibilidades para dirigir el Fondo?

Respuesta. Es un proceso difícil. No solo porque hay otra candidata de alta calidad sino también porque se trata de romper un precedente de 65 años en una coyuntura compleja para Europa, que hace que los europeos estén muy unidos tratando de preservar esa posición.

P. Algunos dirigentes europeos lo justifican por la crisis de deuda que atraviesa la región.

R. Europa lo que necesita ahora no es necesariamente un director gerente del FMI europeo, sino que requiere soluciones. Y para eso se requiere un dirigente con experiencia en el manejo de crisis y los países emergentes la tenemos. Yo, personalmente, he participado en la solución de las crisis de México de 1987-88 y la de 1994-95 y obviamente en muchas otras que me tocaron cuando era subdirector gerente del Fondo Monetario. La realidad es que el FMI ha ayudado de forma efectiva a países de Asia, América Latina y África en momentos de crisis y no han requerido un director de la región. Es más, yo me atrevería a decir que sería adecuado tener un no europeo porque un par de ojos frescos podrían ver los problemas europeos con mayor objetividad, sobre todo si se tiene experiencia, y podría resultar en un plan de acción quizás algo más duro pero también más realista. La verdad es que a día de hoy, después de tres años de crisis y con un director gerente europeo, la crisis europea no está resuelta.

P. ¿Qué habría que hacer?

R. No hay forma de resolver una crisis si no se toman medidas de fondo. A lo que se puede aspirar con los programas de la UE y del Fondo es a facilitar a los países que tomen las decisiones difíciles. Quedan tragos amargos que pasar y ahí la comunidad financiera internacional debe dar su apoyo, pero mi experiencia me dice que no hay sustituto a tomar esas medidas difíciles.

P. ¿Tanto como para forzar una reestructuración de la deuda de Grecia o Irlanda?

R. La reestructuración no es una bala mágica tampoco. Si se hace en solitario y no se toman las medidas de fondo, la reestructuración no va a funcionar. Sería, en todo caso, la ultimísima medida y dentro de un paquete integral.

P. ¿Por qué a los países emergentes les cuesta tanto presentar un candidato único alternativo?

R. Yo no me doy todavía por vencido. El proceso acaba de empezar, se pueden presentar candidaturas hasta el 10 de junio y muchos países están esperando a esa fecha para pronunciarse. Voy a viajar a China, India, Arabia Saudí, posiblemente Sudáfrica, Argentina, Brasil y Canadá y sí creo que podré lograr atraer a buena parte de los países emergentes.

P. De hecho, Latinoamérica ahora no tiene representante en el FMI.

R. Ese tema me anima a buscar este cargo en el Fondo. Parece que si uno no tiene problemas no tiene representación y esa situación debe cambiar.

P. En esta crisis, el FMI ha liquidado alguna de sus políticas más inflexibles, como era el rechazo a los controles de capital...

R. Cuando se producen entradas de capitales por razones completamente ajenas al país, como resultado de las políticas de algún país avanzado y eso afecta a la paridad de un país emergente, creo que está justificado considerar la implantación de algunos controles de capitales. Ahora, lo más importante es evaluar si esos controles van a ser efectivos o no y hay casos, como el de México, en el que lo más probable es que no. En todo caso, también creo que el Fondo debería analizar las políticas de los países viendo el impacto de esas políticas sobre el país pero también cuáles son las repercusiones sobre el resto del mundo, como es claramente el caso de EE UU.

P. ¿Qué otros cambios debería abordar la entidad?

R. La crisis nos ha enseñado que la insuficiencia repentina de la liquidez es quizás el tema más urgente de combatir. Hoy ese temor es lo que más está afectando a Grecia y otros países europeos, fue también lo que pasó en Lehman Brothers. Y el Fondo debería estudiarlo con cuidado. Además, el FMI se ha concentrado tradicionalmente en cuestiones macroeconómicas, monetarias, fiscales y de tipo de cambio y debería incluir en su informe anual de cada economía una vigilancia de los sistemas financieros, para dar las alarmas oportunas y poder reaccionar a tiempo.

P. Pero para eso, hace falta dinero.

R. Un tercer tema a abordar, muy importante, es el tema de las cuotas. Hay un gran desequilibrio entre lo que ingresa el Fondo y las necesidades de financiación del mundo. Si en estas circunstancias un país mediano requiriese recursos en la magnitud que necesitó Grecia, el FMI no tendría la capacidad de respuesta o la tendría muy limitada. A eso va unido el tema de la representación. Los países avanzados están sobrerrepresentados, tienen en torno al 50% de las cuotas, frente al 40%-42% de los emergentes. Y, en términos de paridad de poder de compra, a partir de 2012 o 2013, la economía de los países emergentes superará a la de los desarrollados. Hay que corregir ese desequilibrio para que el Fondo tenga legitimidad y credibilidad.

P. The Economist decía que muchas veces se lucha por el primer puesto para hacerse con el segundo. ¿Es ese su objetivo?

R. No, yo no quiero ser número dos del Fondo. Ya estuve en el segundo nivel y, si ese es el caso, prefiero quedarme ayudando a mi país. Pero creo que los países emergentes hemos sido socios fiables en la economía internacional en estos años y se nos tiene que reconocer. La mayoría hemos transitado por esta crisis sin un descarrilamiento de nuestra economía y eso no ha sido solo cuestión de suerte, ha sido fruto de un trabajo constante de muchos años que se tiene que tomar seriamente. Hay muchas personas en países emergentes, incluido yo mismo, que podemos hacer una contribución importante a solucionar los problemas que afronta la economía.

EL PAIS

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