Benedicto XVI expresó el domingo su preocupación por los efectos de la "crisis" y la "precariedad" sobre las familias, y en particular los jóvenes, durante su primera visita a San Marino, una pequeña república enclavada en Italia, la segunda de un Papa.
El sumo pontífice instó a "no olvidar la crisis que atraviesan numerosas familias" y las "dificultades de los educadores en la formación de los jóvenes", afectados por la "precariedad en su papel social y su posibilidad de encontrar un trabajo".
Bajo un fuerte sol, el Papa celebró una misa de más de dos horas ante unas 22.000 personas, la capacidad del estadio de Serravalle, un pueblo situado al pie de la fortaleza de San Marino, constataron periodistas de la AFP.
El jefe de la Iglesia Católica advirtió a la población contra "el hedonismo y la avidez del poder".
Después de la oración del Angelus, Benedicto XVI expresó su "alegría" por la beatificación en Francia de la hermana Marguerite Rutan, una religiosa lorena que dirigió el hospital de Dax en la segunda mitad del siglo XVIII y fue guillotinada por su fe católica durante la Revolución, en 1794.
Benedicto XVI inició este domingo su primera visita a San Marino, 29 años después de su predecesor Juan Pablo II.
El Papa llegó del Vaticano en helicóptero y fue recibido en el helipuerto de Torraccia por los dos capitanes regentes de la República, Maria Luisa Berti y Filippo Tamagnini, y el obispo de San Marino/Montefeltro, Luigi Negri, comprobaron fotógrafos de la AFP.
Por la tarde tendrá lugar la visita oficial a la República de San Marino, que incluye una entrevista privada con los dos capitanes regentes. Por la noche está prevista una vigilia de oraciones con al menos 4.000 jóvenes en la ciudad italiana de Pennabilli.
La República de San Marino es con sus 61 km2 el tercer Estado más pequeño de Europa, después del Vaticano y Mónaco. Es además la república más antigua del continente, ya que fue constituida el 8 de octubre de 1600.
Su población es de apenas 30.000 habitantes. AFP
