Las potencias occidentales calculan que en Birmania hay unos 2.000 presos por motivos políticos. Su liberación ha sido una histórica condición para suavizar el régimen de sanciones al que está sometido el aislado país asiático.
En noviembre pasado, las autoridades pusieron fin al arresto domiciliario de Aung San Suu Kyi, activista a favor de la democracia y Premio Nobel de la Paz de 1991. Suu Kyi celebró las liberaciones, mientras que la organización Amnistía Internacional dijo que el gobierno debe dejar en libertad a muchos presos más si quiere demostrar un compromiso de reforma.
BBC