El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos informó hoy de que la fuerte represión militar en Siria se ha cobrado desde marzo la vida de más de 3.000 personas, entre ellas, al menos 187 niños.
En un comunicado difundido hoy en Ginebra, la Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Navi Pillay, pidió a la comunidad internacional que adopte acciones urgentes para frenar el baño de sangre que se vive en Siria desde hace siete meses.
Según sus informaciones, en los últimos diez días han muerto al menos cien personas, y miles de manifestantes y disidentes han sido detenidos, torturados y desaparecidos forzosamente.
La Alta Comisionada expresó su preocupación por el hecho de que la sangrienta represión pueda desembocar en una lucha armada, a medida que cada vez más miembros de las fuerzas armadas se niegan a atacar a civiles y se pasan al bando de los manifestantes.
"Desde el comienzo de la sublevación en Siria, el Gobierno ha usado una fuerza excesiva para aplastar las protestas pacíficas, con francotiradores desde los tejados, el uso de munición de guerra y el bombardeo de barrios residenciales", denunció Pillay.
La Alta Comisionada recordó que el pasado agosto se encargó de llamar la atención sobre estos "crímenes contra la Humanidad" en Siria y alentó al Consejo de Seguridad de la ONU para que remitiera los hechos a la Corte Penal Internacional.
Pillay calificó la situación en Siria como un "ensañamiento devastador contra vidas humanas" y explicó que, además de los asesinatos, las torturas y las detenciones ilegales, familias enteras dentro y fuera del país han sido objeto de acoso, intimidación, amenazas y palizas.
"El Gobierno de Siria no sólo no ha cumplido su obligación de proteger a su población, sino que además ha ignorado las peticiones de la comunidad internacional de cooperar con investigaciones internacionales", dijo.
En un comunicado difundido hoy en Ginebra, la Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Navi Pillay, pidió a la comunidad internacional que adopte acciones urgentes para frenar el baño de sangre que se vive en Siria desde hace siete meses.
Según sus informaciones, en los últimos diez días han muerto al menos cien personas, y miles de manifestantes y disidentes han sido detenidos, torturados y desaparecidos forzosamente.
La Alta Comisionada expresó su preocupación por el hecho de que la sangrienta represión pueda desembocar en una lucha armada, a medida que cada vez más miembros de las fuerzas armadas se niegan a atacar a civiles y se pasan al bando de los manifestantes.
"Desde el comienzo de la sublevación en Siria, el Gobierno ha usado una fuerza excesiva para aplastar las protestas pacíficas, con francotiradores desde los tejados, el uso de munición de guerra y el bombardeo de barrios residenciales", denunció Pillay.
La Alta Comisionada recordó que el pasado agosto se encargó de llamar la atención sobre estos "crímenes contra la Humanidad" en Siria y alentó al Consejo de Seguridad de la ONU para que remitiera los hechos a la Corte Penal Internacional.
Pillay calificó la situación en Siria como un "ensañamiento devastador contra vidas humanas" y explicó que, además de los asesinatos, las torturas y las detenciones ilegales, familias enteras dentro y fuera del país han sido objeto de acoso, intimidación, amenazas y palizas.
"El Gobierno de Siria no sólo no ha cumplido su obligación de proteger a su población, sino que además ha ignorado las peticiones de la comunidad internacional de cooperar con investigaciones internacionales", dijo.
EFE