EFE).- Diez años después de los atentados del 11-S, el mundo
musulmán y Occidente no solo no han conseguido cerrar su brecha, sino
que esta sigue abriéndose cada día, aunque quedan resquicios para la esperanza,
según constataron expertos de todo el mundo reunidos en Doha.
Participantes del IV Foro de la Alianza de Civilizaciones, que se celebra
estos días en Doha, se mostraron optimistas hacia el nuevo orden que
saldrá de la Primavera Árabe.
No obstante, destacaron la profunda incomprensión que sigue
gobernando las relaciones entre musulmanes y Occidente, puesta a prueba
ahora con la emergencia del islam político en los países árabes.
A este respecto, el prestigioso pensador suizo Tariq Ramadán, alertó en uno
de los talleres sobre el riesgo de la “polarización” entre
seculares e islamistas en los estados musulmanes.
Ramadán detecta señales preocupantes en estas sociedades, como la
“desconexión” de las elites laicas con sus pueblos y, por ello, alertó
de que esa división entre seculares e islamistas es ahora mismo “la mayor
trampa”.
“Los islamistas piensan que ellos son los puros y los laicos son los
corruptos occidentalizados y, mientras, estos se consideran a si mismos los
defensores de los valores universales y ven a los religiosos como a los que
frenan el progreso”, criticó Ramadán.
En esta misma línea autocrítica, el príncipe Hasan bin Talal de Jordania, tío
del rey Abdalá II y activista por el entendimiento ecuménico, consideró
que los árabes “somos nuestros peores enemigos”.
“Comencemos a conversar entre nosotros mismos antes de
ponernos a dialogar con el resto del mundo”, afirmó, al tiempo que propuso una
Declaración de Derechos en el mundo árabe que prohíba cualquier
discriminación.
Pese a estas reflexiones internas y necesarias del mundo musulmán, el
representante de Estados Unidos ante la Organización de Cooperación Islámica,
Rashad Hussain, reconoció que los niveles de islamofobia en Occidente se
encuentran “muy altos”.
“Arrastramos décadas de desconfianza, se tardará mucho tiempo en acabar con
ella”, apuntó, y apostó por mostrar los resultados de la cooperación en ciencia
o tecnología como una forma de tender puentes.
Pese al liderazgo más conciliador del presidente de EEUU, Barack Obama, la
indignación en las calles de los países musulmanes sigue siendo grande hacia la
política exterior estadounidense, como explicó a Efe el presidente del Consejo
para el Bienestar Social y los Derechos Humanos de Pakistán, Muhamad Ijaz
Nuri.
“EEUU está jugando con fuego en Pakistán y en muchos otros sitios”, expresó
Nuri, quien, pese a todo, mantiene la esperanza de que foros como la Alianza de
Civilizaciones sirvan para aliviar las tensiones, “aunque sea un proceso largo y
lento”.
En el muro entre Occidente y musulmanes ha dejado de tener un papel
preponderante la organización responsable del 11-S, Al Qaeda, según coincidieron
los asistentes al foro.
El ministro portugués de Asuntos Exteriores, Paulo Portas, se felicitó por
que ya nadie puede defender que Al Qaeda representa al mundo
árabe, y atribuyó el nacimiento de la Primavera Árabe al “hartazgo con
los regímenes autoritarios y la lucha por la dignidad”.
Sin embargo, advirtió de que en este momento fundamental de la historia,
Occidente debe evitar la tentación del paternalismo y la exportación de
modelos de democracia, así como debe respetar los resultados de las
elecciones celebradas en libertad.
En el foro de la Alianza, que se reúne por primera vez en el mundo árabe
después de haberlo hecho en Madrid (2008), Estambul (2009) y Río de Janeiro
(2010), hubo también coincidencia en destacar el papel fundamental que las
religiones jugarán en el siglo XXI.
El rabino estadounidense Arthur Schneier defendió que la religión adquirirá
más importancia porque es “una fuente dorada de identidad, da raíces a la gente
y aporta un sentido de comunidad” en un mundo cada vez más desorientado.
Por ello, consideró que el gran desafío de los credos mundiales es conseguir
“una síntesis entre la fe y la modernidad”, ya que los países “no pueden ser
democráticos sin tolerancia”.
Para ilustrar las amenazas a la libertad religiosa en todo el mundo, el
Centro de Investigación Pew difundió en la conferencia un informe de
2011 que constata que las restricciones a la religión han aumentado
significativamente en los últimos cinco años.
En el estudio, los investigadores de Pew constataron que la hostilidad tanto
de gobiernos como de las propias sociedades hacia la libre práctica
religiosa ha aumentado para casi un tercio de la población mundial.
La Alianza de Civilizaciones clausurará mañana su foro anual, centrado en el
diálogo intercultural como motor de desarrollo, y volverá a reunirse en Viena el
próximo año.