El Banco de España acaba de poner el sello oficial a lo que ya anticipaban los servicios de estudios privados y el FMI. Apenas dos años después de pasar por la etapa más crítica en la historia reciente, la economía española se adentra en una nueva y profunda recesión. Las nuevas previsiones del organismo supervisor llevan el retroceso estimado del PIB al 1,5% en 2012. Más aún, la recaída habría comenzado en el último trimestre del año pasado, y sus efectos sobre una economía ya debilitada se prolongarán a 2013, año para el que se augura un crecimiento raquítico, del 0,2%.
"El recrudecimiento, desde el verano del año pasado, de las tensiones en los mercados financieros del área del euro [...] ha debilitado la confianza de los agentes privados y endurecido las condiciones de financiación afectando negativamente a las perspectivas de crecimiento económico", afirma el boletín económico del Banco de España. A la debilidad de la demanda privada y la restricción del crédito, que empujaron a la Gran Recesión del 2009 (el PIB cayó entonces un 3,7%), se suma de forma creciente el ajuste fiscal. El resultado es que la economía española volvió a contraerse entre octubre y diciembre del año pasado (-0,3% en tasa trimestral), lo que reduciría el crecimiento promedio de 2011 al 0,7%.
El Banco de España no cree que el PIB refleje variaciones positivas hasta el arranque de 2013, con lo que la recesión, que comenzó en el último trimestre del pasado ejercicio, se extendería duranto todo este año, acumulando cinco trimetres en números rojos. La recesión, según estas nuevas previsiones, sería "una confluencia del proceso de ajuste del sector privado con el del sector público", apuntan los expertos del organismo supervisor. De hecho, la caída del gasto corriente de las Administraciones y de la inversión en infraestructuras fueron ya los principales motivos del desplome de la demanda interna en la segunda mitad del año pasado.
El enorme ajuste fiscal hará más profunda la recesión, según las cuentas del Banco de España, que da por hecho "el cumplimiento estricto" de los objetivos presupuestarios pactados con Bruselas, que implican bajar el déficit del 8,3% del PIB (según la última estimación del Gobierno) al 4,4% previsto para 2012 en un solo año. Un empeño del que ha vuelto a dudar este fin de semana el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que reclama ya abiertamente un escenario "realista" a la Comisión Europea.
El Banco de España vaticina que la aportación del sector exterior seguirá siendo positiva, aunque en 2012 se deberá más a la brusca caída de las importaciones (-4,8%), ligada al parón de la demanda interna, que al crecimiento de las exportaciones (3,5%), aún a buen ritmo. El supervisor cree que el saldo positivo en la balanza de bienes y servicios llevará a equilibrar la balanza por cuenta corriente el próximo año, cuando en 2007 llegó a acumular un déficit del 10% del PIB.
La recesión tendrá un impacto apreciable sobre el empleo, el principal indicador del deterioro de la economía española. Se destruirá medio millón de puestos de trabajo este año (una caída del 3), lo que impulsará la tasa de paro por encima del 23%.
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