La fibra alimentaria o fibra dietética son diversos componentes de los alimentos vegetales que no pueden ser degradados por las enzimas digestivas del hombre. Sin embargo; durante el proceso de digestión sufren ciertos cambios físicos y químicos que afectan favorablemente a nuestro organismo.
Son dos los tipos de fibra: soluble e insoluble y cada una integrada por un conjunto de variedades de fibra. Entre las más representativas, la celulosa y hemicelulosa son fibra insoluble generalmente contenida en la pared celular de los vegetales y frutas (cortezas, cáscaras que podemos ingerir) y la pectina que es fibra soluble muchas veces contenida en la pulpa de alimentos como la fruta o a veces en cereales como la avena.
Otro grupo importante y actualmente muy aprovechado por la industria son los oligosacáridos que son almidones resistentes a la digestión:
Fructooligosacáridos (FOS) como la inulina presente en, por ejemplo, la cebolla y el yacón.
Galactooligosacáridos contenido en la lactosa de la leche. Ambos, al ser ingeridos no se digieren pero sirven de alimento para las bacterias buenas presentes en el sistema digestivo, promoviendo así su multiplicación.
La fibra soluble puede reducir el colesterol LDL (o malo) ya que atrapa el colesterol de la bilis en el proceso digestivo, el cual luego es repuesto con el colesterol sanguíneo reduciendo así los niveles.
La fibra insoluble, a diferencia de la soluble, actúa más en el colon. Tiene menor capacidad de formar solución viscosa en estómago e intestino, es menos fermentable por las bacterias pero su capacidad de retención de agua ocurre en el colon de esta manera incrementa el bolo fecal y la velocidad de tránsito intestinal, por tanto tiene un efecto laxante.
Aun cuando muchos de los alimentos tienen ambos tipos de fibra podemos mencionarcomo fuente de fibra soluble a la avena y la linaza, mientras que el salvado y la cáscara de las menestras son fuente de fibra insoluble en agua.
RPP
