La música de las últimas cinco décadas es poco imaginativa y "previsible", según un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, que ha analizado casi medio millón de canciones compuestas desde 1955 hasta 2010.
Las canciones compuestas en las décadas más recientes tienden a parecerse más entre ellas que las antiguas y son cada vez más homogéneas y con menos sonoridades, apunta el informe del CSIC.
El estudio, publicado en el último número de la revista Scientific Reports, ha analizado 464.411 canciones, y según sus resultados "las transiciones entre los grupos de notas han disminuido de forma continua durante los últimos 55 años".
El trabajo ha estado dirigido por Joan Serrà, investigador del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del CSIC.
Según explica en la publicación, "estos parámetros musicales en las canciones son como las palabras de un texto y hemos observado que cada vez hay menos palabras diferentes".
Dada una nota musical, es relativamente más fácil predecir cuál será la siguiente en una canción actual. Del mismo modo, las composiciones musicales más recientes también presentan una menor diversidad de timbres y tienden a interpretarse con los mismos instrumentos.
Joan Serrà opina que "en la década de los 60, por ejemplo, grupos como Pink Floyd experimentaban mucho más con la sonoridad que ahora".
Otra de las tendencias que refleja el estudio es el aumento paulatino del volumen intrínseco al que se graban las canciones. Este volumen es independiente del que cada usuario puede seleccionar para reproducirlas posteriormente.
Según el investigador "hasta ahora, este efecto, largamente comentado, no se había podido comprobar empíricamente a gran escala".
Los resultados del estudio ofrecen, por tanto, una receta teórica para crear canciones que suenen modernas y actuales. "Los cambios de acordes sencillos, los instrumentos comunes y el volumen fuerte son los ingredientes de la música actual, realizar estos cambios sobre canciones antiguas puede hacer que suenen a nuevas", escribe el investigador.
En opinión de Serra este proceso de homogeneización podría deberse a la fuerza de las modas, ya que "se observa una tendencia a engancharse a la corriente dominante".
Las piezas analizadas por el equipo de investigación proceden de una base de datos pública de más de un millón de canciones elaborada por la Universidad de Columbia (EEUU), que fueron publicadas entre 1955 y 2010. Las obras responden a un amplio número de estilos como rock, pop, hip hop, metal y electrónica.
Dado que una canción dura de media cuatro minutos y que un experto, para poder anotar los parámetros de interés para el estudio, necesita un mínimo de cuatro escuchas, la investigación hubiera requerido 16 años de escucha, 365 días al año, 24 horas al día.
El uso de ordenadores ha facilitado este trabajo, que ha contado con la colaboración de investigadores del Centro de Estudios Matemáticos de Bellaterra, y de las universidades de Barcelona y Pompeu Fabra.