Desde 1999, la Unión Europea y Mercosur negocian un tratado de asociación, que incluye el libre comercio. Hasta ahora nunca se han puesto de acuerdo. ¿Por qué ahora lo harán? Eso es lo que muchos se preguntan, pero una delegación de europarlamentarios visitó este jueves y viernes Buenos Aires en un intento por alentar que las discusiones deriven en un pacto a finales de 2013.
Los eurodiputados Luis Yáñez Barnuevo, Jean Pierre Audy, Josefa Andrés Barea y Mario Pirillo se reunieron con el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Héctor Timerman. En rueda de prensa, Yáñez volvió a insistir en poner un plazo para la rúbrica del acuerdo. El problema es que todos los años las fechas se van postergando. Pero el europarlamentario socialista español consideró que el reciente inicio de negociaciones de un tratado de libre comercio (TLC) entre la UE y EE UU, previsto para 2014, ha acelerado el interés por “terminar antes” el convenio con Mercosur, que está integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Sucede que un pacto entre Bruselas y Washington implicaría la regulación de diversas normas de fabricación, que condicionarían acuerdos posteriores que fueran a firmar los 27.
Yáñez quedó conforme de su reunión con Timerman y destacó “la buena predisposición de Argentina” a firmar el pacto. En la prensa se ha publicado que este país sudamericano se resistiría a abrir su mercado a la UE, mientras que Brasil opinaría lo contrario y estaría dispuesto a negociar un acuerdo por fuera de Mercosur, lo que implicaría de hecho una ruptura de la unión aduanera. Sin embargo, Yáñez rechaza esas versiones periodísticas: “Brasil ni quiere ni puede firmar por separado un acuerdo con la UE ni la UE tampoco lo quiere”. El europarlamentario considera que detrás de las críticas hacia Argentina se esconden intereses de quienes se oponen al acuerdo. “No acusemos a Argentina de lo que no es culpa de Argentina”, concluyó Yáñez, que recordó que en 2010 fueron la presidenta de este país, Cristina Fernández de Kichner, y la entonces vicepresidenta del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, las que en Buenos Aires relanzaron las negociaciones UE-Mercosur, que habían permanecido suspendidas desde 2004.
Yáñez dice que el acuerdo UE-EE UU apenas empieza a negociarse y él desconfía de que se firme tan pronto. En cambio, en su opinión, el pacto con Mercosur está resuelto en un 95%. Claro que ese 5% restante es lo que divide aguas y consiste en la apertura del mercado agrícola y ganadero europeo y la liberalización de los sectores industrial y de servicios de Mercosur. “Nadie achaca a Francia por la falta de acuerdo”, se refiere Yáñez a la tradicional postura de ese país a favor del proteccionismo agrícola. De todos modos, minimizó el eventual impacto negativo del tratado en España: “Los ganaderos del norte son unos pocos y habrá fondos especiales para su reconversión”. Reconoció que la UE está ofreciendo “rebajas muy sensibles de tarifas a los productos agrícolas y ganaderos de Mercosur”.
Del otro lado, Brasil teme liberalizar servicios, algo que Argentina ya hizo en los 90, y ambos países se muestran reacios a abrir su industria del motor en tiempos en que sus competidores europeos disponen de capacidad ociosa en las fábricas. “Tampoco la UE pretende que se haga imposible la existencia de una industria nacional, que es necesaria en los países”, aclaró Yáñez.
En tiempos en que la UE misma está siendo cuestionada puertas adentro y en el que los países del sur del bloque atraviesan crisis, los europarlamentarios consideraron que ahora es el momento para pactar. “La crisis es una ventana de oportunidad para crear empresas y empleos. Es más necesario el acuerdo con crisis que sin ella. Lo que puede hacer crecer a España es vender más en el exterior”, opinó Yáñez. Sin embargo, el europarlamentario admitió que la crisis de la periferia europea impacta negativamente en la negociación: “Hay un asunto de prioridades. Los líderes (de los países europeos) tienen muchos problemas en la cabeza para ponerse con este tema”.
No obstante, “se ha producido una aceleración de los procesos de negociación ante el fracaso de la Ronda de Doha”, se refirió Yáñez a las frustradas negociaciones multilaterales de liberalización comercial. Por fuera de Mercosur, el Gobierno de Dilma Rousseff propuso en marzo pasado al de Barack Obama que negociaran un acuerdo tributario, financiero y de servicios. Brasil no puede discutir por separado un TLC de mercancías por los mismos motivos por los que no lo hace con la UE. Al mismo tiempo, EE UU se ha propuesto rubricar este año el Acuerdo de Asociación Trans-Pacífico (TPP, según sus siglas en inglés), una zona de libre comercio junto con Japón, Chile, México, Perú, Canadá, Australia, Brunei, Nueva Zelanda, Singapur, Vietnam y Malasia.
Yáñez destacó que, después de las recientes elecciones presidenciales, se levantará la suspensión de Paraguay en Mercosur, que comenzó en 2012 por la polémica destitución del entonces presidente, Fernando Lugo, una decisión que los demás países del bloque consideraron contraria a la cláusula democrática que comparten. En cuanto al reciente ingreso de Venezuela a la unión aduanera sudamericana, el político español opinó que la UE no se mete en asuntos internos de Mercosur, así como éste no se refiere a eventuales incorporaciones a la Unión. De todos modos, destacó que “Venezuela es un país que puede comprar de todo, tiene millones de consumidores, con potencial notable de crecimiento, aunque ahora esté en crisis, como todo el mundo”.
Lo que interesa al europarlamentario socialista es que la Comisión Europea selle el acuerdo con Mercosur antes de que se renueve en mayo de 2014 el Parlamento Europeo, que debería ratificar o rechazar ese hipotético tratado. Yáñez considera que la mayoría del Parlamento está en la actualidad a favor del pacto, pero teme que en las elecciones del año próximo crezcan los grupos “euroescépticos, muy contrarios a la política de apertura de mercados”.
EL PAIS