El crecimiento de Japón disminuyó entre abril y junio, a 0,6% en ritmo trimestral, lo que el gobierno quiere ver como un aliento a su política de reformas aunque decepciona a los analistas.
La tercera potencia económica mundial, luego de una recesión en la primavera y verano 2012, comenzó a crecer a fin de año y su PIB despegó en el primer trimestre de 0,9%, según datos revisados.
Las estadísticas publicadas el lunes por el gobierno para el segundo trimestre enfriaron de cierta forma la euforia de principios de año, aunque el PIB haya aumentado más rápido en Japón que en Estados Unidos, sin hablar de la Unión Europea (UE) cuyos datos serán anunciados esta semana.
El consumo de los hogares sostuvo la economía nipona, que se vio incentivado por la política económica del primer ministro conservador Shinzo Abe desde que regresó al poder en diciembre.
El aumento del gasto público también sostuvo el crecimiento: el gobierno destinó más de 53.200 millones de dólares para obras públicas en su presupuesto anual, que se agregan a una suma similar que ya está integrada en un plan de reactivación elaborado en enero.
Las exportaciones, en particular la de vehículos hacia el mercado americano, dieron actividad a la industria local, pero un poco menos que a principios de año. El crecimiento de las importaciones atenuó su contribución debido a un yen depreciado y nuevas necesidades en gas natural en este archipiélago que está casi privado de energía nuclear desde el accidente de Fukushima en 2011.
En otros sectores, la inversión de las empresas se desvaneció y la inversión en el sector inmobiliario residencial se frenó, lo que constituye el principal factor de la desaceleración del crecimiento.
Aunque el vigor de la actividad se situó por debajo de las expectativas de los analistas, el ministro de Revitalización Económica, Akira Amari, se felicitó por una tasa de crecimiento "sólida" favorecida por la política económica impulsada por Abe.
Esta incluye además de un aumento del gasto público, una flexibilización monetaria considerable del Banco de Japón para poner fin a una deflación penalizante.
La tercera punta de esta estrategia, sin duda la más compleja, es el anuncio en junio de una serie de medidas para potenciar el crecimiento. Las autoridades prevén, entre otras, diversas medidas de desregulación, cambios en la legislación laboral y ajustes fiscales para favorecer la inversión de las empresas, talón de Aquiles del crecimiento estos últimos meses.
Por otra parte, el gobierno debe pronunciarse este otoño (boreal) sobre el aumento al gravámen al consumo, de 5% actualemente a 8% en abril de 2014 y 10% en octubre de 2015, en el marco de un intento de saneamiento fiscal.
Las autoridades dudan en aplicar esta última medida por miedo a quebrar la frágil reactivación comenzada a fines de 2012. Tomarán una decisión en función de la importancia del vigor de la actividad tal como aparecerá en las estadísticas revisadas del crecimiento en el segundo trimestre, que serán publicadas a principios de septiembre.
"El crecimiento parece lo suficientemente robusto como para permitir al gobierno aumentar este impuesto. Pero la decisión final será de todas maneras más política que económica", estimó Hideki Marsumura, analista del Instituto de Investigación de Japón.
La ecuación será compleja ya que la deuda del país alcanza un nivel inquietante de 245% del PIB en 2013 según el Fondo Monetario Internacional (FMI) que pidió a las autoridades que adopten rápidamente un plan de saneamiento fiscal a mediano plazo.
El jueves, el gobierno dio a conocer su intención de recortar 82.500 millones de dólares del gasto público en dos años, lo que podría plantear opciones difíciles para un gobierno que hasta ahora es más bien propenso al gasto.EFE