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sábado, 10 de agosto de 2013

La angustiosa espera de los condenados a muerte vietnamitas

La angustiosa espera de los condenados a muerte vietnamitasVietnam reanudó esta semana las ejecuciones, tras dos años de moratoria para poder reemplazar el pelotón de fusilamiento por la inyección letal, un plazo que varios condenados a muerte no pudieron soportar y se suicidaron.

Nguyen Tien Cong, condenado por asesinato en la ciudad de Haiphong, en el norte del país, se quitó la vida el pasado 15 de junio para poner fin a una espera que consideró insufrible, según el periódico Than Nien (Juventud). 

Al menos otros cuatro presos en el corredor de la muerte se han suicidado en los últimos meses. 

Vietnam pospuso sus ejecuciones 'sine die' en noviembre de 2011, cuando el Parlamento aprobó sustituir al veterano pelotón de fusilamiento con las modernas inyecciones letales. 

La intención del régimen vietnamita era proveerse de los barbitúricos y productos químicos necesarios a través de fabricantes europeos, pero una normativa de la Unión Europea (UE) prohíbe la exportación de estos a Vietnam por razones humanitarias. 

El Gobierno decidió entonces fabricar su propia inyección letal y anunció la reanudación de las ejecuciones a partir de junio de 2013, pero los científicos vietnamitas no pudieron cumplir con el plazo dado. 

La fórmula letal habitual se compone de tiopentato de sodio, que paraliza el sistema nervioso, bromuro de pancuronio, para desactivar el sistema muscular, y cloruro de potasio, para detener los latidos del corazón. 

Mientras los científicos trabajaban, los precarios corredores de la muerte de las penitenciarías del país se saturaban y el número de reos crecía un 40 por ciento en dos años, hasta llegar a los 568. 

El diputado Nguyen Van Hien reconoció en un reciente debate parlamentario que en el penal de Hanoi 76 condenados a muerte viven "apelotonados" en un recinto preparado para acoger a 62 reos. 

"Muchos han estado esperando durante cinco o seis años. Algunos incluso ruegan que se les ejecute cuanto antes", declaró. 

El coronel Nguyen Duy Duc, de la Policía, relató al diario Lao Dong (Trabajo) el caso de un recluso que intentó en varias ocasiones quitarse la vida golpeando la cabeza contra un muro y tratando de cortarse las venas. 

"¡Soltadme o matadme inmediatamente!, por favor. Cualquier opción es buena, pero esperar a ser ejecutado da incluso más miedo que la muerte", suplicaba este condenado, según la versión del policía. 

La situación llegó a tal punto que el propio Ministerio de Seguridad Pública, encargado del sistema penitenciario, reclamó en un momento dado el restablecimiento del pelotón de fusilamiento. 

La organización defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI) consideró aquella situación propicia para que Vietnam se uniese a los países que han derogado la pena capital o al menos que redujese el número de delitos castigados con la muerte. 

La pena capital es aplicable en Vietnam para 21 delitos, entre ellos varias formas de crímenes violentos, los atentados contra la seguridad nacional, el narcotráfico y la malversación. 

La última sentencia de este tipo se pronunció el mes pasado para cinco personas juzgadas por tráfico de heroína.

Según AI, 86 personas fueron castigadas con la pena capital en 2012 en Vietnam, dos de ellas por malversación de fondos. 

Esta organización denuncia que las estadísticas sobre las sentencias de muerte en Vietnam "son secreto de Estado desde 2004" y critica la falta de información sobre las personas condenadas y los delitos que han cometido. 

El Gobierno de Vietnam ha recibido duras críticas de la comunidad internacional en los últimos meses por su falta de respeto a los derechos humanos.