El exfutbolista brasileño Joao Rodrigo Silva Santos fue asesinado en la madrugada del pasado miércoles en Río de Janeiro y, tras ser decapitado, su cabeza fue dejada dentro de una mochila en la puerta de su vivienda, informaron fuentes oficiales.
La mochila fue encontrada por la esposa del exfutolista, una agente policial que integra las unidades responsables de garantizar la seguridad en las favelas de esta ciudad brasileña de las que las autoridades han expulsado a bandas de narcotraficantes.
La pareja vivía en Realengo, un barrio de la zona oeste de Río de Janeiro próximo a favelas que aún son controladas por bandas de narcotraficantes. En este mismo barrio se registró la semana pasada una matanza de siete supuestos usuarios de estupefacientes.
La mochila fue encontrada por la esposa del exfutolista, una agente policial que integra las unidades responsables de garantizar la seguridad en las favelas de esta ciudad brasileña de las que las autoridades han expulsado a bandas de narcotraficantes.
La pareja vivía en Realengo, un barrio de la zona oeste de Río de Janeiro próximo a favelas que aún son controladas por bandas de narcotraficantes. En este mismo barrio se registró la semana pasada una matanza de siete supuestos usuarios de estupefacientes.
SOBRE EL EXFUTBOLISTA
Silva Santos, de 35 años, exjugador de clubes brasileños de segunda división como el Bangú, el Madureira y el Botafogo do Distrito Federal y que también desarrolló su carrera en Suecia y Honduras, no tenía enemigos y no había recibido ninguna amenaza, según declaró su mujer.
El exfutbolista, que se dedicaba a la administración de una tienda de productos naturales de su propiedad, fue secuestrado poco después de la medianoche del lunes por dos hombres que se movilizan en un automóvil, en el que le obligaron a entrar, según testigos.
Fuentes oficiales dijeron que el asesinato tiene indicios de haber sido una ejecución planeada con algún motivo ya que la cabeza apareció sin ojos ni lengua.
Silva Santos, de 35 años, exjugador de clubes brasileños de segunda división como el Bangú, el Madureira y el Botafogo do Distrito Federal y que también desarrolló su carrera en Suecia y Honduras, no tenía enemigos y no había recibido ninguna amenaza, según declaró su mujer.
El exfutbolista, que se dedicaba a la administración de una tienda de productos naturales de su propiedad, fue secuestrado poco después de la medianoche del lunes por dos hombres que se movilizan en un automóvil, en el que le obligaron a entrar, según testigos.
Fuentes oficiales dijeron que el asesinato tiene indicios de haber sido una ejecución planeada con algún motivo ya que la cabeza apareció sin ojos ni lengua.
EFE