El papa Francisco denunció que los celos, la envidia y los chismorreos "dividen y destruyen" a la Iglesia, durante su homilía de hoy en la misa que cada mañana celebra en la residencia Santa Marta, donde vive.
"Los celos y la envidia abren la puerta a todas las cosas malas. Es precisamente a través de esta puerta, la puerta de la envidia, por la que el diablo entró en el mundo", afirmó el papa.
El pontífice realizó esta reflexión al comentar la lectura del día de los Evangelios sobre la victoria de israelitas sobre los fariseos y añadió que "son los celos que hacen que no se tolere que un hermano o hermana tenga algo que yo no tengo".
Francisco consideró que una persona envidiosa y celosa es una persona "amargada" que "no sabe cantar, no sabe alabar y no sabe lo que es la alegría y siempre ve lo que tienen los demás".
"Cuántas comunidades cristianas comenzaron bien, pero después a uno de los miembros le entró el gusano de los celos y de la envidia y, con ello, la tristeza, el resentimiento del corazón y el chismorreo", exclamó el pontífice argentino.
El papa volvió a arremeter contra los "chismes" entre los religiosos y aseguró que detrás de ellos hay sólo "envidia y celos".
Para finalizar, Francisco recordó a los presentes en la jornada de oración que ellos rezan para que "la semilla de los celos no arraigue" en su interior y para que "la envidia no ocupe lugar en sus corazones y en los corazones de su comunidad".
"Así podremos avanzar con la alabanza del Señor, alabando al Señor con gozo. Esto es un gozo grande, el gozo de no caer en la tristeza, en el resentimiento, en los celos y en la envidia", concluyó.
EFE